Son niños desamparados que encuentran una mano amiga. El fenómeno de la inmigración como huida de la pobreza deja a su paso niños que se ven solos y sin un futuro alentador. Ahí es donde actúa con cada vez más énfasis la Generalitat Valenciana. Desde enero hasta abril de este año, 318 menores extranjeros ya se han dado de alta en alguno de los centros residenciales de la Comunitat. Es su refugio.

Cerca de 20 jóvenes a la semana se han incorporado durante estos cuatro meses. Contando estos nuevas inscripciones, un total de 1.139 personas han sido atendidas en este mismo periodo, ya que la gran mayoría entraron por primera vez tiempo atrás. Entre estas paredes el ambiente es muy variopinto. Hasta 34 nacionalidades llenan de diversidad estos espacios, aunque predominan los marroquíes, con 118 representantes, y los rumanos, con 84.

La Comunitat cuenta con 13 centros específicos para cuidar a menores inmigrantes, ascendiendo a 141 el número total de plazas. La llegada de niños foráneos es constante, lo que ha llevado hasta la saturación a toda la red asistencial.

Donde se trata a más jóvenes en esta situación es en Valencia. De los 318 que se han dado de alta últimamente, 179 se encuentran en centros de esta provincia, mientras que 128 en Alicante y 11 en Castellón. Aunque hay quien utiliza la picaresca. “Algunos tienen más y ocultan su edad. Así, uno de los principales problemas detectados es concretar la edad”, lamentó el vicepresidente Social del Consell, Juan Cotino.