Los Tigres del Norte vuelven a rugir en España. Por quinto año consecutivo, el mítico quinteto mexicano, los pioneros y maestros indiscutibles del ‘narcocorrido’, regresan con un nuevo disco – dvd titulado ‘25 joyas’, que repasa lo mejor de su larga e intensa carrera. Cuatro décadas de carretera que les han consagrado como un grupo de culto. Lo demostrarán de nuevo en Gijón, donde ayer comenzó una gira que les llevará el 21 de agosto a San Sebastián y al día siguiente a Barakaldo.

Los más grandes de la música norteña insisten en que son, sencillamente, unos juglares modernos. Que su único afán es contar la vida con todas sus aristas, con lo bueno y con lo malo, con el amor y la pasión, pero también el desamor y la violencia. «No glorificamos la cultura del narcotráfico ni a sus protagonistas; contamos la vida como es, lo que pasa en nuestro país. Somos los notarios de la vida en la frontera», explica con su dulce acento mexicano y una franca sonrisa Jorge Hernández, primera voz y líder del quinteto.

Su mejor embajador en España, Arturo Pérez – Reverte, recibía en su regreso a España al quinteto. «En México y en buena parte de América estos músicos, mis grandes amigos, tienen mucho más tirón que los Rolling Stones», les saludaba el autor de ‘La reina del Sur’. La novela, ambientada en ese convulso México al que cantan los Tigres, es deudora de su música. Toma su título de un disco homónimo que incluía la canción ‘Contrabando y traición’ que la inspiró. Comenzará a rodarse en este otoño entre México y España, «después de superar muchos problemas», y con Eva Mendes «ya casi sin duda» como protagonista, según confirmaba el escritor.

Quiso también el narrador y académico dejar muy claro que el ‘narcocorrido’ no es una alabanza ni una glosa del narcotráfico y la violencia que marcan la vida en la frontera. Que la música de los Tigres «refleja la épica de un modo de vida, de un país, joven, vigoroso, rico y pobre al tiempo, y de unas gentes que tienen sueños y esperanzas y que viven entre el narcotráfico y la inmigración; las más de la veces tratando de buscarse la vida más allá del río Bravo». «Han sabido elevar la vida de la frontera al rango de cultura épica, sin ellos no se puede entender esa manera de vivir ni el México de hoy, un país orgulloso en el que ocurren cosas maravillosas y terribles».

Como la vida misma

«En todas nuestras canciones hay un poquito de México, y eso supone pobreza, riqueza, amor, dolor, violencia, inmigración, esperanza, desesperanza y narcotráfico», ratifican los hermanos Hernández. Ellos mismos vivieron como ilegales cuatro años «al norte del río Bravo» y alimentan su repertorio con historias muy reales nacidas en el pueblo por y para el que cantan a ambos lados de la frontera. «La gente nos cuenta sus cosas. Nos dan notas, papelitos, escritos y cuadernos con sus historias. ‘Esta es la historia de mi vida’, nos dicen. Las contrastamos antes de escribir cada canción, que debe tener los mismos elementos que una de las novelas que escribe Pérez – Reverte. Unas canciones que son un fiel reflejo de la realidad pero que no pueden solucionar problemas como el de la violencia o el narcotráfico», explican los reyes del ‘narcocorrido’.

Han firmado más de 500 canciones y sus ventas son multimillonarias. Recorren el mundo sumando aplausos en los cinco continentes y han creado una fundación que vigila por el legado de la música tradicional mexicana a la que tanto deben. La leyenda de los Tigres comenzó a forjarse en 1968, cuando, casi con pantalones cortos, iniciaron su andadura por los escenarios del norte de México mezclando la polka y el corrido con su desgarradas, crudas y muy auténticas historias. Una carrera jalonada con seis premios Grammy por discos como ‘Historias que contar’, ‘Detalles y emociones’, ‘Pacto de sangre’, ‘Herencia de familia’ y ‘¡Gracias! América sin fronteras’.

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