Devuelven una cartera con 2.700 euros

El Mundo, OLAV ALEXANDER, 14-08-2008

Dos nigerianos, vendedores ambulantes de pañuelos, entregan a la Policía un maletín perdido con un premio tentador Dos vendedores ambulantes de pañuelos, ambos de origen nigeriano, entregaron ayer a la Policía Nacional una cartera que se habían encontrado abandonada en mitad de la calzada y que contenía 2.700 euros en su interior.


Como cada mañana, Dom Amby y Kingsle Kene Odigbo llegaron a su puesto de trabajo, los dos semáforos que regulan el tráfico en la avenida sevillana de Juan Pablo II, cuando sobre las 10.30 horas, Dom Amby, comercial en su país y trotamundos errante, avistó una cartera de piel sobre el asfalto de la avenida, colindante con el recinto del Real de la Feria.


El inmigrante se agachó a coger el artículo y caminó en busca de su compañero y compatriota. «Dejé la maleta apoyada en el semáforo y fui, sin llegar a abrirla, en busca de Kingsle», explicó Amby. Ambos «sin dudarlo», decidieron entregar la cartera al primer coche de policía que pasara por el lugar, sin intentar siquiera descubrir el misterio que guardaba en su interior.


La respuesta a ese misterio resultó ser suculenta: 2.700 euros en efectivo, un cheque por valor de 870 euros, un talonario de cheques y diversa documentación. Así lo constataron unos agentes de policía que pasaron por el lugar casi al instante.


«Si hubiésemos conocido que la cartera poseía todo eso, la decisión hubiera sido la misma, porque nada de eso nos pertenecía», se apresuró a aclarar Kingsle, para despejar cualquier tipo de duda. «Gastar ese dinero me habría hecho feliz un momento, pero me habría hecho sufrir toda mi vida», afirmó Amby en declaraciones a Efe.


La vida de Dom Amby y de Kingsle Kene Odigbo no difiere en demasía de la de la mayoría de africanos que se ganan la vida en las calles de Sevilla. Son hombres de mediana edad – Dom Amby tiene 44 años y Odigbo, 38 – , pobres y con un incierto panorama de futuro.


Sin embargo, y pese a toparse con las puertas cerradas en «todos los trabajos», ambos siguen creyendo en una sociedad que les ha dado pocas oportunidades. Así lo explica Amby, que lleva en España dos años, entre Tudela, donde estuvo seis meses, y Sevilla, donde vive desde hace año y medio: «He sufrido el racismo y no me contratan en ningún sitio, pero confío en la bondad de las personas, y más desde que estoy en Sevilla, donde la gente es maravillosa».


El dueño de la cartera reconoció ayer el gesto de los inmigrantes con un donativo simbólico. El hombre, trabajador de una empresa de transportes, se acercó al lugar de los hechos al poco de recuperar sus pertenencias en la Jefatura de Policía de Los Remedios. «Vino al semáforo, nos mostró su agradecimiento, nos recompensó con 50 euros para los dos y se marchó», contaron los protagonistas.


Para Dom y Kingsle, sin embargo, la jornada laboral, que les proporciona unos 15 euros diarios en nueve horas de trabajo bajo el sol de agosto, aún no había terminado.

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