La presión en el Estrecho desvía la mayor ruta de la inmigración a Italia

El Periodico, NACHO PARA, 11-08-2008

Tres años después del clímax de la presión migratoria en las fronteras españolas – – los asaltos a la valla de Ceuta y Melilla y la incesante llegada de cayucos a Canarias – – , las medidas de blindaje adoptadas por el Gobierno español, las nuevas disposiciones de la UE y la cooperación de Marruecos, Mauritania y Senegal empiezan a producir efectos visibles. El más llamativo es el cambio de ruta hacia Libia, desde donde los inmigrantes intentan el asalto a las costas de Italia.
Columnas de subsaharianos que esperaban su oportunidad en la costa marroquí se desplazan ahora hacia Trípoli, a través de Argelia. Allí se juntan con los que suben desde Malí y Níger. La vía existe desde hace años, pero ahora es la más favorable. La más masificada también. La media de 400 inmigrantes diarios registrada en la isla italiana de Lampedusa certifica el cambio de ruta. Cada vez viajan en barcas más pequeñas – – 40 personas como máximo – – y el precio del viaje a Italia ronda los 1.400 dólares (930 euros). Subsaharianos, marroquís (sobre todo desde las ciudades de Beni Melal y Juribga, cerca de Casablanca), argelinos y tunecinos figuran entre la clientela.
“Hay que moverse. Si no puedes entrar por aquí, entrarás por allá. Yo salí de Nigeria en 1991. Lo he intentado en patera, por la valla y en cayuco; ahora iré hacia Libia y Dios me ayudará”, suspira James Eppo, informático titulado en Lagos que no contempla el camino de retorno.

MÁS RIESGO
Dos años malviviendo en un bosque de Oujda (Marruecos) y varios camaradas ahogados lo han convencido de que hay que buscar una alternativa. “El blindaje de la frontera española – – opina Eppo – – está dejando muchos cadáveres. La gente arriesga más, el trayecto por mar cada vez es más largo, incluso hasta Murcia, y las mafias se aprovechan de nuestra desesperación”.
El precio del viaje en patera de Marruecos a España está en 1.400 euros para los subsaharianos y en solo 800 para los marroquís. Estos últimos, aunque siguen emigrando ilegalmente, ya casi no cogen pateras, de ahí la rebaja en el precio y las campañas de captación. Antes era la gente quien buscaba a las mafias. Ahora son las mafias las que buscan a los chavales en las cafeterías.
Pero ahora el método más usado es la venta fraudulenta de contratos de origen españoles. Cada contrato cuesta entre 10.000 y 12.000 euros. Además, prospera la falsificación de pasaportes y tarjetas de residencia por entre 6.000 y 8.000 euros.
Las noticias que llegan desde Gao (Malí) y Agadez (Níger), las dos viejas puertas del Sáhara en la ruta de la inmigración subsahariana, indican que allí el negocio se recupera por momentos. El cambio de trayecto hacia Mauritania y Senegal a través de las líneas férreas Bamako – Dakar y Zuerat – Nuadibú había dejado sin clientela a las mafias. Con la reactivación de la vía de Libia, desde Agadez y Gao salen de nuevo cientos de vehículos atestados de inmigrantes.

RUTA DE TRATA DE BLANCAS
“La crisis coincidió con una ola de expulsiones a Níger ordenadas por Gadafi. Pero no expulsó inmigrantes, sino traficantes”, explica Karim Ingal, transportista de inmigrantes desde Agadez. Desde hace 20 años, las mafias italianas usan la vía de Libia para traficar con prostitutas del África subsahariana. “Se llevan a nuestras mujeres y quieren echar a los hombres. Es fascismo puro”, dice el nigeriano Eppo sobre la política de Berlusconi que, pese a sus nuevas leyes de corte discriminatorio, ve como esas medidas no solo no funcionan, sino que el despliegue policial y diplomático español está teniendo éxito y está desviando a las costas italianas a inmigrantes que antes llegaban a Canarias o a Andalucía.
Para los marroquís, el vuelo Casablanca – París – Estambul es otra alternativa. Algunos intentan escapar en el aeropuerto de París. Rachid lo hizo en el 2006. Primero a la ida, en la zona de tránsito, pero no fue posible. Luego supo que la mejor opción es pagar a los empleados del aeropuerto – – de 2.000 a 4.000 euros – – para que usen la tarjeta magnética que abre las puertas a la zona de salida.
A la vuelta, tuvo más suerte. Al bajar del avión, en plena pista, logró escabullirse, saltar una valla y cruzar a nado un lago. Empapado, se encontró con una francesa entrada en años. “Me llevó a su casa, cocinó para mí, le hice el amor cuatro días y luego desaparecí”, relata Rachid, ahora residente legal en España.
Otros se quedan en Turquía, único país de la UE que no exige visado a marroquís. En estos años, la policía turca ha detenido a decenas de ellos intentando cruzar a Bulgaria.

CAMINO VETADO
Para los subsaharianos, el camino a Turquía está vetado por tierra y aire. Por eso, no se renuncia a volver a saltar la valla. “La gente se va a Libia, los pocos que nos quedemos por Marruecos tendremos más posibilidades”, dice el camerunés Ekio. “Esto es como una guerra. Hay que atacar por todos los frentes a la vez”, resume.

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