BAJO EL VOLCAN

246 años de esclavitud

El Mundo, MARTIN PRIETO, 04-08-2008

El primer libro que me hizo llorar fue una edición infantil de La cabaña del tío Tom, de Harriet Elizabeth Beecher Stowe, hija de un pastor evangelista, seguidor de la ortodoxia puritana de Nueva Inglaterra. La cabaña… conmocionó a Estados Unidos y al mundo y levantó una feroz controversia en el Sur. La novelita de la pía Stowe, que casó con otro pastor, fue para los negros lo que El manifiesto comunista para los proletarios; fue el remoto detonante de la Guerra de Secesión. Lincoln la citaba en sus discursos de campaña. La dama tenía sentimientos muy sencillos y sólo era sabia en la Biblia e intentó una segunda parte que tuvo éxito porque no era una literata ni una agitadora social: el tío Tom se encarnó por casualidad, que es la voluntad de Dios.


246 años duró la esclavitud en Estados Unidos y sólo hace 145 que se abolió. Su origen se pierde en la niebla de los tiempos, y la trata aún no ha terminado, por ejemplo, en nuestra vecina Mauritania. El difunto Hasán II, tan amigo de Erasmo, era hijo de una esclava negra. Potencias entonces civilizadas como Inglaterra, Francia, Portugal, Holanda o España, fletaron miles de mercantes para trasladar la negrada desde Africa. Descubierta América se inauguró la globalización, aunque nos hemos dado cuenta ahora: nacías en la ribera del río Congo y acababas recolectando algodón en Georgia.


El Papado no publicó ninguna encíclica defendiendo el derecho al alma del tío Tom. Como Bartolomé de las Casas con los indoamericanos, sólo voces individuales sostuvieron desde el cristianismo la humanidad de los negros. Los musulmanes de Zanzíbar escondieron El Corán e hicieron gran negocio con la trata como proveedores de los cristianos en un precedente de la alianza de civilizaciones. El Congreso estadounidense (no el Senado) ha pedido perdón por la infamia y sus secuelas hasta los años 60, y lo que resta. Los radicales negros, menos hipócritas, piden 64 billones de euros (siete veces el PIB de EEUU) como indemnización, a pagar entre las potencias coloniales, incluida España. Zapatero estará considerando en su buenismo pagar nuestra parte, pero me temo que negros, mulatos y cuarterones sólo recibirán palos como la dominicana de Colmenarejo.


Barack Obama podría aducir que Washington tuvo descendencia con una esclava negra, porque la sicalipsis es daltónica, pero ni su acceso a la Presidencia podrá mitigar el terremoto de sufrimientos de la trata que aún perdura y que conmovió a una niña beata de Nueva Inglaterra.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)