| MADRID

Familia de la menor ecuatoriana agredida en España iniciará acciones judiciales contra agresoras.

Un ligero moretón en el párpado del ojo derecho es la huella más visible del brutal ataque que diez días atrás recibió María José A. C., menor ecuatoriana que está por cumplir 15 años.

El golpe y ese temblor que aparece acompañando a sus palabras cuando intenta relatar la paliza que una adolescente española le propinó a plena luz del día, en un descampado de la localidad madrileña de Colmenarejo, desdibujan ese aire angelical que atesora en un cuerpo menudo. La macabra escena ocurrida el pasado 23 de julio, no el 25, quedó grabada en uno de los teléfonos celulares de las muchachas que jaleaban a la agresora de nombre Belén. ¡Mátala, mátala!, se escucha en el video.

“¿Le pegamos a esta ‘guarra’ (en referencia a una amiga española) o a ti?”, le preguntaron antes de golpearla. Al final se ensañaron con ella.
Al verla es fácil comprender por qué no pudo defenderse. María José, en la distancia corta, parece una niña. La joven que hace seis años abandonó Santo Domingo de los Tsáchilas se negó, presa del miedo, a contar lo ocurrido. Solo la insistencia de Marcela, su hermana mayor, hizo que cambiara de opinión y denunciara a su compañera de instituto que ya había protagonizado otras agresiones. Transcurrieron tres días hasta que acudió al médico aquejada por dolores en la cabeza y el cuerpo.

Un CD con la escena llegó, en un sobre anónimo, hasta el Ayuntamiento regido por María Isabel Peces – Barba. La alcaldesa negó ayer que el hecho tenga tintes xenófobos y mostró su preocupación porque la paliza “se grabó, pasó de móvil en móvil entre los jóvenes y les pareció normal”. Actitudes como estas, añadió, “hay que cortar de raíz, esas niñas tienen que tener su castigo”.

La Guardia Civil dispuso de las imágenes el domingo anterior. “Desde entonces han declarado muchos jóvenes para determinar cuántas personas se encontraban en el lugar”, explicaron a este Diario fuentes de la investigación. “En la grabación se pueden distinguir tres voces distintas, pero no sabemos si hubo más personas”, añaden.

Si bien la familia interpuso una denuncia, el embajador de Ecuador, Nicolás Issa, anunció que la representación diplomática estará “detrás de esta causa para que se haga justicia” y “brindará el soporte legal” que requiera la joven. De la ayuda psicológica se encargará el Ayuntamiento.

El defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, dijo a EL UNIVERSO que desde la entidad que preside se ha abierto un expediente para investigar lo ocurrido y determinar “si estas niñas deben pasar internadas en un centro de reforma”.

Esteban Ibarra, de Movimiento contra la Intolerancia, ve en la agresión delitos de  lesiones, omisión de socorro y de difusión del odio y la violencia a través de internet, pero teme que esto “pueda quedar en una sanción leve; es decir, en una falta que supondría como pena solo un arresto domiciliario de fin de semana”. La Asociación Rumiñahui cree que este hecho “supone nuevamente la reactivación de brotes con alto contenido racista y xenófobo”.

El ecuatoriano no es el colectivo más numeroso en Colmenarejo. De los 8.500 habitantes de esta localidad, 1.570 nacieron en otras latitudes.
Solo 138 personas portan pasaporte de Ecuador. Apenas 23 compatriotas están en el umbral de edad comprendido entre los 10 y los 19 años, como María José.