Descartan el racismo en la paliza a la joven ecuatoriana

La Guardia Civil reconstruye la jornada de la agresión

Las Provincias, GUILLERMO D. OLMO, 02-08-2008

La Guardia Civil ultima los detalles de la investigación de la brutal paliza a una menor ecuatoriana en el municipio madrileño de Colmenarejo. Los agentes del puesto del Instituto Armado en Galapagar, que se ocupan del caso, continúan recabando el testimonio de los testigos de la agresión y de aquellos vecinos que puedan tener conocimiento de lo ocurrido esa jornada.

Las declaraciones obtenidas hasta ahora por los agentes tienden a descartar el móvil racista como causante de la agresión. Todo parece indicar que el salvaje ataque tiene su origen en una disputa surgida en el instituto de la localidad en el que estudia la víctima y al que también acude su agresora. Fuentes del caso indicaron a este periódico que el motivo de la paliza fue “trivial”. Se investigan, entre otras, los celos como causa.

Según los vecinos, la agresión a la adolescente, grabada y difundida, habría surgido a raíz de una rencilla entre escolares. La agresora habría tenido un choque con otra chiquilla, amiga de la ecuatoriana. Ésta habría mediado en su defensa, lo que la puso en el punto de mira de la pandilla rival.

La violenta explosión de lo que a todas luces se presentaba como una banalidad se produjo en una de las tardes de las fiestas patronales. La joven española autora de la agresión y su coro de azuzadoras habrían conseguido mediante engaños arrastrar a su víctima al parque en el que la chica fue vejada y apaleada impunemente. La vergonzante “hazaña” fue grabada con el teléfono móvil de una de las adolescentes que presenció y jaleó la paliza. Al día siguiente estaba en la memoria de muchos de los móviles del pueblo. Ahora, después de que los medios de comunicación hayan recogido el lamentable episodio, gran parte de España y de Ecuador han visto ya unas imágenes sobrecogedoras.

Ésta es la versión de los hechos que circula por una localidad que vive estos días conmocionada por el impacto de un episodio tan cruel, protagonizado además por chiquillas, y por su enorme repercusión mediática. Sin embargo, la Guardia Civil prosigue sus pesquisas para averiguar todo lo ocurrido. Para ello lleva varios días tomando declaración al círculo de amistades de agresora y agredida. El objetivo es reconstruir todo lo ocurrido aquella tarde del 23 de julio. El paso que aún no han dado los agentes, a la espera de tener atados todos los cabos de la historia, es interrogar a la agresora. Se baraja la hipótesis de que ella y sus acompañantes estuvieran bajo los efectos del alcohol.

La familia de la menor ecuatoriana agredida recibió ayer la visita del embajador de su país en España, Nicolás Issa. El diplomático conversó con la menor y con sus familiares y les transmitió todo el apoyo del Gobierno de Quito. Sin pronunciarse sobre si el ataque obedeció a causas racistas, Issa mostró su “total confianza” en la justicia española. En declaraciones a medios de su país, aseguró que hechos como éstos son “absolutamente excepcionales” y que “el pueblo español abre los brazos y quiere a los ecuatorianos”.

Quienes captaron y difundieron a través de teléfonos móviles e internet las imágenes de la agresión pueden ser sancionados con hasta 600.000 euros de multa.

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