'Vendetta' de odio juvenil

El Mundo, ESTEBAN IBARRA, 02-08-2008

Por lo que conocemos hubo una disputa previa entre una adolescente española y otra ecuatoriana, zanjada presumiblemente a insultos, pero no cerrada porque después vendría la vendetta organizada por el grupo de jóvenes españolas contra «la ecuatoriana», en un lugar donde el auxilio de la víctima resulta imposible y el matonismo juvenil, trufado de xenofobia, pretendía resultar impune.


Una vendetta cruel, despiadada, cuyas imágenes nos muestran el ensañamiento y odio que emerge de brutales golpes sin compasión; nos muestran la frialdad del alma de unas adolescentes que ante el sufrimiento y lloros que provocan los terribles golpes a un cuerpo indefenso, son incapaces de parar la agresión; nos muestran el cainismo de la agresora, que parece habituada en propinar certeros golpes a la cabeza con puños, patadas e impactos en el suelo hasta abandonar, yacente en el suelo, el cuerpo de la menor ecuatoriana.


A esa crueldad, hay que añadir el jaleo estimulador de las corresponsables agresoras con su «mátala, dale, mátala ya..», y la grabación y difusión por internet y móvil de una acción justificada por ellas con la inmoral convicción de quien afirma sin rubor: «Es que es así como hay que resolver las cosas». Un jadeo que no acaba en ellas, que tiene por cómplices todos aquellos que, tras conocerse la noticia, también lo justifican en los foros de numerosas webs en la Red, y que aprovechan para alentar la xenofobia contra la inmigración. Vergonzoso espectáculo el que hemos podido observar.


Se equivoca la alcaldesa de Colmenarejo si banaliza la cuestión, no es una simple disputa de adolescentes, hay que aprender a ver. Se equivocan los gobiernos central y autonómico si reducen estos sucesos a episodios, sin más, de violencia entre jóvenes. Nos equivocaremos todos si nuestra mirada no alcanza a ver que en efecto, es un episodio cruelmente violento, con indicios xenófobos, pero que revela y confirma cómo una anomia maligna crece entre los adolescentes ante la abdicación del mundo adulto frente a una realidad que no quieren ver.


A mi juicio, la Fiscalía del Menor debería comenzar por marcar claramente los límites a la violencia y encarar la triple dimensión delictiva de los hechos, desde la alevosa y brutal agresión con consecuencias físicas y psíquicas, la omisión del deber de socorro por el grupo agresor y la difusión macarra, amenazadora, de las imágenes de violencia y odio por internet y móviles. Y junto a la Fiscalía todos, ciudadanía, gobiernos y medios, en una labor incesante de deslegitimación de la violencia y de la xenofobia, hoy en déficit institucional como denota la ausencia de planes de prevención reales y efectivos.


De nuevo nos hemos conmocionado al ver unas imágenes muy duras de lo que está pasando mientras mantenemos la actitud del avestruz, pues mejor no ver y así nuestro corazón no se resiente. Sin embargo la conmoción es el anticipo de peores males si no se atajan, desde el crecimiento de grupos juveniles que practican la ley de la selva, hasta conflictos diplomáticos como vaticinan las protestas en Quito de ciudadanos ecuatorianos enojados, pasando por las irreparables consecuencias directas de la violencia y la xenofobia que afectan gravemente la convivencia.


Reaccionemos, como dijo Luther King, para no tener que arrepentirnos, no tanto de las acciones de la gente perversa, sino de los pasmosos silencios de la gente buena.


Esteban Ibarra es el presidente de Movimiento contra la Intolerancia.

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