El riesgo de la ilegalización

Deia, 01-08-2008


>Durante los últimos años hemos asistido a un constante goteo de detenciones, de ilegalizaciones, de presuntos colaboradores, de encubiertos y de aclarados. El famoso Estado de Derecho y su lucha contra ETA genera un día sí y otro también portada.
>Esta situación me genera una serie de preguntas. ¿Es la política correcta la que se ha emprendido?, y lo que es más importante, ¿son culpables todos aquellos que son detenidos? <! – – SEP – – >
Vivimos en un mundo donde se nos dice lo que es y lo que no es; quién es presunto y quién no, o quién es víctima o quién verdugo. Un mundo masticado y dirigido de antemano para los ciudadanos. No nos dejan ni siquiera discrepar de las decisiones políticas que se toman, sin que con ello estemos situados en el punto de mira de la sospecha.
>La maldita Ley de Partidos Políticos 62002 sólo ha servido para ilegalizar a Batasuna y sus derivadas siglas políticas, dejando de lado a otros partidos políticos que defienden actos e ideologías prohibidas tipificadas en la ley como pueden ser los partidos de ultraderecha afincados por cada rincón del Estado español.
>Por si alguien duda de mis palabras cito textualmente la ley: Esta ley tiene por objeto garantizar el sistema democrático […[ impidiendo que un partido político pueda, de forma reiterada y grave, atentar contra ese régimen democrático de libertades, justificar el racismo y la xenofobia o apoyar políticamente la violencia y las actividades de las bandas terroristas. Esta ley aberrante y antidemocrática bien podría ser utilizada en el futuro para criminalizar e ilegalizar a partidos que cuestionen el actual sistema político, buscando la gestación de otro modelo que conlleve la derogación de la actual Constitución (dicho por Amnistía Internacional).
>Además, he de confesar que considero que las ideologías, las ideas, la forma de pensar no se pueden criminalizar y mucho menos ilegalizar. La violencia es otro tema, y para eso están los Cuerpos de Seguridad y el Código Penal. Esta ley roza la delgada línea que separa la democracia de la dictadura. <! – – SEP – – >
Criminalizar e ilegalizar todo un sector de la población vasca por sus ideas supone un elevado riesgo democrático.
>Sin duda sería la peor de las catástrofes para la sociedad vasca que aquellas personas que hoy se dedican a hablar y a escupir sobre los micrófonos sus discursos, dejen de hacerlo y opten por la lucha armada como único referente para conseguir sus objetivos políticos. Y como la propia frase dice, conseguir objetivos políticos solamente puede conseguirse a través del diálogo y de los cauces democráticos. <! – – SEP – – >
El problema es cortar esa correa de transmisión llamada diálogo, el problema es ilegalizar unas ideas

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