Izquierda étnica

Diario de Navarra, , 01-08-2008

Mi nombre es Sergio Lujambio Irazabal. Mexicano por nacimiento y mestizaje cultural, étnicamente vasco, espiritualmente tan mexicano como español como vizcaíno como navarro por adopción y hasta asturiano (soy el gaitero mayor del centro asturiano de Pamplona). Recuerdo mucho a mi abuelo Ricardo Lujambio, emigrante vasco a México (como tantos de las Encartaciones y del Baztan en la primera mitad del sXX). El abuelo, ante la acusación peyorativa que a veces le espetaban, Gachupín (español) en aquellos años de nacionalismo mexicano inducido desde el “ikastolismo” con historia oficial de “pueblo vencido” del Partido “revolucionario” institucional (70 años de fraudes electorales y ficción democrática), él solía contestar: ¡Más mexicano que tú!

Tú lo eres por casualidad, yo por elección. Así es mi condición actual de navarro por elección y no por un hecho fortuito de carácter geográfico o étnico. Eso no quita mi amor por mis raíces. Toda mi vida porté en el jeep a la par, pegatinas-bandera de México, España y Euzkadi, además de la asturiana (por parte de mi mujer) y la catalana (por mi tiempo vivido en Barcelona en la juventud temprana).

Pues bien. He dejado de usar la ikurriña. He dejado de usarla porque aquí en Navarra supone un símbolo “invasor”. Entiendo la EuskalHerría como una identidad (no del todo idéntica ni cultural, lingüística o históricamente) en unos orígenes y en una lengua euskara ancestral muy parecida, en sus distintas regiones de uso. Pero nada más. La anacrónica y decimonónica intención patriotera de construir un sentido de pertenencia basado en el odio me ofende.

En todo este debate en torno al uso o no de la ikurriña en Villava, me sorprende que no surja al debate el fenómeno observado días atrás por mi mujer y por mí en Elizondo. El ayuntamiento ondeaba una flamante bandera oficial de la CAV (ikurriña), la de Elizondo y una vieja y descolorida bandera de Navarra, y un mástil vacío. “¿No ha visto a una señora sin un niño chiquito como yo señor guardia?” rezaba un chiste de Eugenio, el catalán, años atrás. Pues mas o menos así: “¿No ha visto un mástil sin una bandera constitucional y democrática como la de España, señor guardia?”

Aquellos que reclaman la libertad de uso de un símbolo que sienten que les unifica (la ikurriña), son tan violentos o más con el rechazo al uso de otro símbolo que unifica e identifica a los más. La bandera española, que no es de Franco, ni de los fachas, es de todos los demócratas de hoy y del futuro. Construir un futuro supone plantearse cuánto hay de proyecto de vida en común que merezca la pena preservar. Construir sobre lo común crea eso.

Una comunidad. Construir o pretender construir sobre lo que nos diferencia, es poner los bueyes detrás de la carreta.

Lo que ocurre en Villava hoy es triste y deplorable. Tanto o más es la ausencia de la bandera española en Elizondo en fiestas, y a la par la presencia de la ikurriña. Lo será y seguirá siendo en tanto no quede resuelto el tema de que los fascistas-marxistas-nacionalistas renuncien a las armas como “método de convicción” para conseguir convencer a los demás de la “bondad” de su proyecto no-democrático de “izquierda étnica”.

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