El Gobierno prevé que llegarán menos inmigrantes ante la caída del empleo

El Mundo, OLGA R. SANMARTIN, 01-08-2008

Las ONG creen que seguirán viniendo, pero los rumanos dicen que han dejado de viajar a España – Las mujeres, las más perjudicadas por la crisis El Gobierno se ha encontrado con una nueva arma para contener los flujos migratorios: se llama crisis (perdón, desaceleración económica) y es más eficaz que la sirga tridimensional de Melilla, que las patrullas del Frontex y que todos los policías de Barajas puestos en fila en la zona de llegadas del aeropuerto.


La secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, vaticinó ayer que en los próximos meses se producirá «una inflexión» en la llegada de inmigrantes «vinculada al mercado laboral».


No dio datos, pero aseguró tener la «convicción» de que «no vamos a presenciar una llegada de trabajadores extranjeros como la que se ha producido en los últimos años».


«Es lógico que, ante esta nueva situación de desaceleración económica, y ante las pérdidas de puestos de trabajo, las llegadas se vean reducidas», insistió.


Las ONG ponen en duda el pronóstico de Rumí, y critican que aborde la inmigración desde un punto de vista «tan economicista». «Los inmigrantes van a seguir llegando, tanto los regulares como los irregulares. No vienen sólo por razones económicas», señala Javier Ramírez, portavoz de Sos Racismo. «Este es un fenómeno estructural, no depende de la coyuntura de unos años», apunta Alfredo Abad, secretario general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Cear).


‘Efecto desplazamiento’


Sin embargo, algunos colectivos de extranjeros le dan la razón a la secretaria de Estado. Según Miguel Fonda Stefanescu, presidente de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes Rumanos (Fedrom), «los rumanos han dejado de viajar a España».


Y lo cierto es que la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores (Frontex) ha detectado un «efecto desplazamiento» a Italia. Los nigerianos, senegaleses y malienses que antes iban a Canarias ahora se dirigen a Libia y luego siguen por mar hacia Lampedusa (Italia) o Malta. Las llegadas de cayucos a las playas canarias han bajado un 11% en lo que llevamos de año.


Pero este cambio de flujos obedece, en realidad, al blindaje de las costas atlánticas y lo el Gobierno quiere decir es que los extranjeros van a dejar de venir voluntariamente porque aquí no hay trabajo para ellos.


De hecho, en términos porcentuales, el desempleo inmigrante ha crecido el doble que el español. La crisis se está cebando sobre todo con los extranjeros, que ven cómo los lunes al sol han aumentado para ellos hasta cuatro puntos en medio año (la tasa de paro era del 12,4% a finales de 2007 y del 16,5% el pasado mes de junio).


La culpa de este incremento es del frenazo en la construcción, pero también de que, ante la pérdida de ingresos, miembros de una familia que nunca habían trabajado (las mujeres y los abuelos, por ejemplo) se lancen en busca de ofertas inexistentes que, en cambio, les ponen en la lista negra de los desempleados.


Lo explicaba ayer Miguel Pajares, autor de Inmigración y mercado de trabajo. Informe 2008, el primer estudio sobre cómo ha repercutido esta crisis en los extranjeros residentes en nuestro país. Junto a él, Rumí seguía echando las cartas al mercado laboral para los no nativos.


Los que más sufrirán el desempleo serán los marroquíes y los rumanos y los que menos, los latinoamericanos, que han tenido la suerte de mantenerse alejados del ladrillo.


Las mujeres también lo tienen crudo. Aunque están a salvo en los cómodos sectores de la hostelería y el comercio, pocas veces ascienden de categoría, según el estudio, a pesar de estar igual o más cualificadas que los hombres.


Una de las soluciones mágicas a todo esto es el autoempleo, una fórmula a la que cada vez se recurre más (a principios de 2007 había 5.044 rumanos autónomos y, a finales de ese año, 45.222), y la recolocación en otros sectores, tras pasar por cursos relámpago de formación.


La bola de cristal del Gobierno también dice que se reducirán las contrataciones en origen. Y que, cuando se vayan las vacas flacas, se necesitarán muchos más inmigrantes que antes para levantar el país. Así que de vuelta a los flujos.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)