Migrantes latinos bajo fuego

Los aspirantes presidenciales en EU necesitan su voto para ganar, pero tanto en el Partido Republicano como en el Demócrata, políticos que esperan obtener algún cargo quieren ganar electores con retórica antiinmigrante

El Universal, 27-07-2008

WASHINGTON.— Una senadora republicana levanta el teléfono y se ofende al escuchar una instrucción en español. Provista de información distorsionada, una organización de estudios estadísticos acusa a los inmigrantes latinos de dañar la economía estadounidense; otro anuncio patrocinado por el Partido Demócrata señala a un congresista de haber permitido el ingreso de cinco millones de inmigrantes “ilegales” en los últimos cinco años.



Todos son mensajes que han aparecido en las contiendas electorales en Estados Unidos y son parte de la campaña antiinmigrante que resurge en este país de manera cíclica desde hace al menos dos décadas. En ocasiones, los ecos de esas campañas se apagan, pero en otras alcanzan dimensiones insospechadas.



El más reciente reporte del Buró Federal de Investigaciones (FBI) muestra un significativo incremento en los crímenes de odio contra latinos en Estados Unidos: más de 62% de las víctimas son hispanos.



En años recientes, esa campaña inflamatoria se concentró en la comunidad latina. Cuando los procesos internos en los partidos comenzaron a tomar forma, distintas organizaciones notaron cierto temor de que las campañas se contaminaran de un tono antiinmigrante si los candidatos a la Presidencia, sobre todo en el Partido Republicano, tenían vínculos con grupos extremistas.



Cuando John McCain y Barack Obama comenzaron a perfilarse como virtuales candidatos esos temores se disiparon, debido a las posiciones de ambos en el tema migratorio. Pero eso no ha sido suficiente para evitar que otros aspirantes de ambos partidos a diferentes cargos utilicen propaganda antiinmigrante para atraer a los electores.



“Lo que hemos visto en los últimos cinco años viene ocurriendo hace mucho tiempo. Estos grupos no salieron de la nada, se han organizado durante dos décadas y ahora vemos que el fruto de esos esfuerzos está llegando al tope, los vemos llegar al punto más fuerte y por eso están empujando lo más que pueden”, advierte Clarissa Martínez, directora para Inmigración del Consejo Nacional de la Raza.



Martínez se refiere a algunos “focos rojos” que han aparecido en las campañas políticas en curso. En Missouri, el Comité del Partido Demócrata lanzó un folletín en el que acusa al congresista Sam Graves de permitir el ingreso de inmigrantes ilegales y para subrayar ese hecho despliega una señal de carretera con el dibujo de una familia en fuga. En Carolina del Norte, la senadora Elizabeth Dole vincula a los inmigrantes con la pérdida de empleos y el colapso de la economía, apoyada en informes y estadísticas difundidas por grupos supremacistas.



La campaña antiinmigrante es alimentada por organizaciones como Numbers USA, la Federación para una Reforma Migratoria Americana, el Centro de Estudios sobre Migración y The Social Contract Press, un órgano mediático que sirve para la difusión de las ideas y los principios de esos grupos.



Algunas de esas organizaciones parecen tener un perfil más cercano a lo que es un “think tank” (como el Centro de Estudios de Inmigración) y otras son abiertamente extremistas y están conformadas por blancos que abanderan principios supremacistas.



Todas tienen un origen común: Un hombre llamado John Tanton, que hace algunos años trabajó en causas ambientalistas y que después comenzó a concentrarse en el crecimiento de la población y la amenaza de los inmigrantes latinos para los blancos en EU.

 
 

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