Las declaraciones del ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, y las del líder de la oposición, Mariano Rajoy, convergen más y más cada día que pasa.

Durante una conferencia que pronunció ayer en los cursos de verano de la Universidad Complutense, en la localidad madrileña de El Escorial, el presidente del PP se mostró partidario de reducir la reagrupación familiar de los inmigrantes al cónyuge y a los hijos menores de edad; esto es: a dejar fuera a los padres y a los suegros. El pasado 15 de junio, el ministro Corbacho ya adelantó a EL PAÍS que se disponía a abrir una “reflexión” en ese mismo sentido.

El alcance real de la coincidencia entre la “reflexión” de Corbacho y las declaraciones de Rajoy podrá verificarse después del verano. A partir de septiembre, el Congreso debe abordar la reforma de la Ley de Extranjería, que garantiza la reagrupación de los ascendientes precisamente en base al acuerdo que alcanzaron en su día el Gobierno de Aznar y el PSOE. Ahora, con el PSOE en el Gobierno y el PP en la oposición, parece probable un nuevo acuerdo entre ambos para derogarla.

Los argumentos esgrimidos ayer por Rajoy coinciden también con los expuestos por el ministro en varias ocasiones. El líder del PP afirmó que los inmigrantes reagrupados “no vienen a trabajar” y que, sin embargo, “se aprovechan de los servicios públicos”. Al igual que Corbacho, Rajoy considera un agravante que esos familiares lleguen a España en “un momento económicamente malo”, como el actual. “Esto es duro”, añadió, “pero no podemos atender a todo el mundo”.