Fútbol e inmigración

La Vanguardia, Eduard Sagarra Trias , 22-07-2008

Hace unas semanas se publicaron dos noticias curiosas que pueden tener honda repercusión en España sobre los encuentros de fútbol profesional de Primera División y la Champions de la próxima temporada.

Se propone instaurar medidas restrictivas que pueden afectar a los jugadores profesionales no comunitarios que no conozcan con soltura el idioma del país de la Unión en el que juegan. La posibilidad de jugar o de ser fichados no dependerá únicamente, como hasta ahora, de que sean buenos jugadores, malos o extraordinarios, ni tampoco de que su ficha sea alta o baja, sino, simplemente, de que sepan hablar inglés, castellano o catalán.

Los periódicos del Reino Unido se hacían eco de la medida que piensa implantar el ministro de Inmigración, Liam Byrne, de impedir que puedan jugar en la Premier League jugadores no comunitarios que no conozcan un mínimo de inglés, especialmente jugadores sudamericanos, africanos, rusos o asiáticos.

Esta medida discriminatoria también podrá ser de aplicación en la Comunidad Valenciana, tras la aprobación por la Generalitat del plan o contrato de integración de la inmigración, que obliga “contractualmente” a que los inmigrantes conozcan los idiomas oficiales de la autonomía. Es un elemento de integración necesario.

A buen seguro, equipos como el Valencia, el Hércules de Alicante, el Villarreal, el Castellón o el Levante montarán unos cursos acelerados de castellano y catalánvalenciano, so pena de que la Generalitat valenciana los sancione y así puedan verse privados de jugadores no comunitarios por no saber el idioma de la comunidad ni del Estado. La medida puede extenderse a las comunidades gobernadas por el PP.

Seguramente, la sangre no llegará al río y se buscarán dispensas o se tolerarán ignorancias lingüísticas por razón de interés general o de orden público. Ya se sabe que el fútbol es un tema o razón de Estado y no se puede tratar igual a un futbolista que a cualquier otro trabajador inmigrante.

No olvidemos, sin embargo, que legalmente, un jugador de fútbol no deja de ser un trabajador extranjero, asalariado, con contrato de trabajo laboral y, por tanto, es un inmigrante. Eso sí: llegado en avión o jet privado y multimillonario.

E. SAGARRA TRIAS, profesor de Derecho Internacional Público UB y Esade (URL)

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