El desdén de los bañistas tras la muerte de 2 gitanas sacude Italia

El Periodico, ROSSEND DOMÈNECH, 22-07-2008

“Esta es la imagen de nuestra ciudad que nunca querríamos ver”. Giuseppe Sepe, cardenal de Nápoles, no se andó con rodeos a la hora de comentar la actitud de un centenar de bañistas que el pasado sábado siguieron tomando el sol, comiendo o embadurnándose de cremas con dos cadáveres a la vista. Viola y Cristina Ebrehmovich, de 15 y 13 años y de etnia gitana, acababan de morir ahogadas en la playa de Torregaveta, al norte de Nápoles. La foto, publicada en la prensa, ha sacudido al país en plena polémica por la integración de los gitanos.
Las banderas eran rojas. Las dos jóvenes habían bajado del infierno urbanístico y social de Scampia, donde la semana pasada comenzó el primero de los polémicos censos de los gitanos. Habían ido a vender unos brazaletes de bisutería con dos amigas. Tras comer unos bocadillos, decidieron sumergirse en el agua con sus vestidos puestos. Se dieron cuenta del peligro demasiado tarde y gritaron mientras las olas las arrojaban contra los escollos.

GRITOS ENTRE LAS OLAS Los gritos llamaron la atención de un socorrista, que se lanzó al agua. También acudió una lancha de los bomberos, que no pudo hacer nada por las olas. El socorrista sacó a dos chicas, pero cuando volvió, Viola y Cristina habían desaparecido. Las corrientes las devolvieron al cabo de un rato.
Alguien cubrió los cadáveres con una toalla azul y un pareo verde. Allí permanecieron durante hora y media, en la que los bañistas siguieron tomando el sol, comiendo su pasta traída de casa y contemplando con embarazo la excepcional compañía playera. “Hemos recuperado los cuerpos entre la indiferencia general”, puntualizó el chófer de la ambulancia. “Indigna que la recuperación se haya producido ante la indiferencia general”, dijo Laura Boldrini, portavoz de la agencia de ONU para los refugiados, preguntándose si “la conducta habría sido la misma de haber sido italianas”.

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