Catalunya somos todos

La Vanguardia, Miquel Roca Junyent, 22-07-2008

Desde hace muchos años hemos venido afirmando que Catalunya somos todos. Gente de distintas procedencias ha integrado esta realidad compleja que es nuestro país y ha preservado su identidad, superando todo tipo de obstáculos, persecuciones y represiones. Entre todos y por la voluntad de todos hemos conseguido dar a Catalunya la continuidad histórica que hoy la afirma en su identidad singular y específica.

Seguramente, no todos comparten este planteamiento. Pero, aun así, desde su discrepancia han contribuido y contribuyen a afirmar el proyecto colectivo. En su crítica refuerzan el respeto y la tolerancia de una sociedad que encuentra su fuerza en el reconocimiento de la pluralidad como ingrediente aglutinador de su unidad.

La lengua constituye el alma de esta unidad. Y, por esto, la cohesión interna encuentra en la lengua el elemento fundamental del proyecto que se comparte. Y, por esto también, hemos integrado acentos y modismos para hacer del catalán la lengua común. Que, por razones históricas, unos hablan mejor que otros, pero el simple hecho de compartirla y la voluntad de usarla nos aglutina como país.

Dejemos para los programas satíricos la crítica fácil de los errores o las dificultades. Pero en el campo de la política y especialmente desde el escenario del Parlamento no confundamos lo que la sátira permite con lo que políticamente puede ser irresponsable. Lo que en el humor puede, quizás y no siempre, ser entendido, debe ser rechazado en la acción política.

Quizás no nos percatemos de lo que representa para Catalunya que su lengua sea hablada y aceptada por una inmensa mayoría de ciudadanos que no la usaron en su familia ni en la escuela. Y la representatividad de estos ciudadanos no puede asociarse a ningún examen gramatical o fonético. Así hemos construido la Catalunya de hoy, escapando de las políticas que pretendían su desaparición. La inmigración planteó, en su día, problemas, cierto. Pero fracasaron los que intentaron convertirla en agente disolvente de la identidad colectiva. Por el contrario, al asumir la lengua catalana como factor más relevante de su voluntad de integración, ayudaron a la cohesión y a la identidad de Catalunya.

En el Parlamento, no hay espacio para frivolizar sobre las bases de la moderna catalanidad. Catalunya somos todos.

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