El gobierno español pondrá en marcha su plan de repatriación de inmigrantes  mediante incentivos a través del  pago de un seguro de desempleo, en dos partes: el 40% en España y el 60% restante en su país de origen. Para poder cobrar, los inmigrantes tendrán que renunciar a sus permisos de residencia y trabajo sin poder regresar a España por un plazo mínimo de tres años. La Eurocámara ha ratificado la norma que autoriza la detención de inmigrantes sin papeles hasta 18 meses. En Italia se intenta penalizar a los inmigrantes ilegales con cuatro años de cárcel.

Se estima que  se encuentran 500.000  ecuatorianos en España. Si muchos compatriotas están considerando regresar al Ecuador, motivados por lo  ofrecido por el gobierno español, y a esto le sumamos la mayor dificultad que los migrantes tendrán al intentar seguir los pasos de nuestros compatriotas que ya se encuentran en España, ¿cómo afectarán estas nuevas reformas  al Ecuador?

El regreso de nuestros compatriotas con seguridad tendrá efectos positivos como la reagrupación familiar. Las divisas que traerán consigo, resultado del ahorro generado por varios años de trabajo, probablemente las inviertan en abrir negocios familiares, lo que  es positivo pues crearán nuevos puestos de trabajo y colaborarán a los ingresos tributarios. Sin embargo, habrá quienes destinen sus ahorros al consumo, efecto que sí debe preocuparnos, pues un cambio brusco de demanda en la economía generaría inflación. También se debe considerar la reducción de ingresos por remesas del exterior. Con todo esto, ¿adónde vamos?
Ecuador continúa siendo un país atractivo para la inversión. ¿Cómo atraer esa inversión extranjera productiva? Con incentivos fiscales, que motiven a empresas extranjeras a invertir en nuestro país, para  generar empleo, mayores ingresos, más tributos, y un adicional que  es la capacitación técnica a nuestra mano de obra con conocimientos y tecnología más avanzados. Así, no nos veremos afectados por un aumento en el nivel de desempleo ni una reducción de ingreso de divisas por las menores remesas que nos esperan.

Andrea Torreros,
economista, Guayaquil