ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

La renovación generacional de los médicos de Barcelona, el equilibrio entre los que se retiran o fallecen y quienes se incorporan al sistema, no tiene un balance negativo este año gracias a la abundante llegada de profesionales extranjeros. Por primera vez en la historia del Col.legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB), la mayoría de los médicos que esta entidad colegió en el 2007 -un requisito sin el cual no pueden ejercer- han nacido fuera de España. En concreto, fueron 612 los nuevos médicos -un 47% del total- llegados de otros países. Un 75% son de Suramérica. La cifra de médicos nacidos en Catalunya que se colegió el año pasado fue la más baja de su historia: 508 licenciados, un 39% del total.
Del resto de España llegaron 192, pero casi 400 médicos catalanes emprendieron el viaje a la inversa, se fueron a otras comunidades que les ofrecieron contratos atractivos o marcharon al extranjero. Las incorporaciones foráneas explican, pues, que el balance de colegiados en el 2007 en Barcelona tuviera un resultado positivo de 560 médicos.
En el último decenio se ha triplicado la cifra de médicos colegiados en Catalunya nacidos y formados en el extranjero. En Barcelona son ahora 3.500 -el 12,4% de los 27.900 inscritos en el COMB-, una proporción baja si se la compara con el total, pero significativa si se analiza la tendencia de las nuevas incorporaciones y si se tiene en cuenta que la mayoría de doctores nacidos en Catalunya tienen entre 45 y 60 años. En los próximos 15 años, esa generación de médicos, la más numerosa de la historia, se jubilará.

LENTA BUROCRACIA
Curiosamente, ninguno de esos 612 facultativos extranjeros recién colegiados dispone en estos momentos de la credencial que certifica la especialidad en la que se formó. Sí han demostrado ante el Ministerio de Educación que son licenciados en Medicina. La llegada de estos profesionales, que serían bienvenidos en muchos hospitales, choca con una complicada burocracia que enlentece y dificulta la acreditación de su titulación universitaria, tanto la que certifica la licenciatura como la que los autoriza a ejercer una especialidad (pediatras, ginecólogos, anestesistas…), otro requisito necesario en España.
El tiempo medio para conseguir ambas credenciales oscila entre los dos y los cuatro años. La comprobación de que se trata de un médico se suele demorar un año, pero las pruebas para homologar la formación como especialista, diseñadas en 1991, mantienen un protocolo de pruebas de un rigor extremo e ineficaz, que conduce al suspenso a la mayoría de quienes lo intentan. “Es un procedimiento farragoso que, en muchas especialidades, no aprueba nadie”, asegura Marc Soler, director del área demográfica del COMB.
En consecuencia, como los hospitales buscan médicos y éstos necesitan trabajar, abundan las situaciones comprometidas. Nadie sabe cuántos médicos extranjeros que no han conseguido acreditar su especialización están ejerciendo en la red sanitaria pública de Catalunya, reconoce Soler. “Somos conscientes de que en los hospitales catalanes hay bastantes médicos formados en el extranjero que no tienen homologada su titulación de especialista -dice el portavoz del COMB-. No nos consta que eso ponga en peligro la calidad de la asistencia que ofrecen, ya que son profesionales que han demostrado su preparación”.
Esa contratación irregular se debe a la escasez de anestesistas, radiólogos, ginecólogos, pediatras y médicos de familia de que adolecen algunos centros comarcales. “Los hospitales catalanes han calculado que les faltan unos 300 médicos”, indica Mateu Huguet, director del Institut d’Estudis de la Salut (IES), órgano que prevé las necesidades de personal en la red pública. “Hay que tener en cuenta que la población catalana ha aumentado en un millón y medio de personas en apenas cinco años”, añade Huguet.
El COMB duda de que esa sea la causa. Si faltan médicos o si los facultativos catalanes buscan trabajo en otras comunidades, es porque la oferta de trabajo que se les presenta aquí es precaria, mal pagada y nada atractiva, afirma Soler. “En Catalunya no faltan médicos si les ofreces un contrato estable, bien retribuido y con estímulos profesionales -añade-. Cuesta encontrarlos si les propones hacer solo guardias, trabajos interinos y suplencias”.
De hecho, indica Soler, la proporción de médicos por habitante supera en Catalunya a la de la mayoría de países de la UE. Aquí hay 3,9 médicos por cada 1.000 habitantes, y la media europea es de 3,4. “Antes de hablar de que en Catalunya faltan especialistas, deberíamos analizar por qué se van”, insiste.

ESPERANDO EL DECRETO
La Generalitat confía en que el Ministerio de Sanidad apruebe de inmediato el decreto, previsto en la ley de ordenación de las profesiones sanitarias, que permitirá acelerar la acreditación de los especialistas. Ese decreto podría quedar aprobado este mes de julio, dice Huguet. “Con el decreto, el tiempo necesario para homologar una especialidad médica pasará de los cuatro años actuales a unos 15 días”, asegura el director del IES.
Esta alternativa -conocida ya como homologación exprés- fue negociada el pasado mayo por la consellera de Salut, Marina Geli, y el ministro de Sanidad, Bernat Soria, para facilitar la incorporación de los médicos extranjeros a los hospitales catalanes. A los responsables del COMB les preocupa que la tramitación se banalice. “Ahora, la ley es un freno para los profesionales, pero el término exprés implica el riesgo de que el proceso sea demasiado ligero”, dice Soler. “El control de los especialistas ha de ser riguroso -prosigue-. Quien no consiga acreditarse, debería hacer la formación de médico interno residente (MIR) que han pasado los licenciados en Medicina españoles”. El MIR supone permanecer cuatro o cinco años en un hospital, para conocer todas las especialidades.