Han sido las primeras pero todo apunta a que no serán las últimas. La iniciativa surgida en el seno de los departamentos de Mujer de Incide e IU ha resultado «todo un éxito», según María Ángeles Rocandio. Algo que podían prever, pero que necesitaban «constatar».
El último día se reservó para la fiesta y para mostrar la música y la gastronomía de los países de origen de un buen número de inmigrantes que residen en Miranda. Con anterioridad se intentó llegar, y se logró, a los más pequeños con una propuesta de ocio y juego. «Es el modo de atraerles. Y lo cierto es que nos han dado una verdadera lección porque ninguno se preguntaba nada sobre la raza o cultura de su compañero de juegos».
Rocandio cree que pese a todas las dificultades y complicaciones que aún se dan en las relaciones entre gentes de distinto origen y procedencia, hay esperanza. Y para lograr un «acercamiento real», como el que aseguró se había producido en estos tres días, «tenemos que aprender de los niños para eliminar todo tipo de barreras».
En estas jornadas también se apostó por la reflexión y el análisis de la situación, en la ciudad y en otros lugares. De ahí que todo comenzara con una charla coloquio y su posterior mesa redonda.
Todo es mejorable
Quizás ese ha sido el único pero de la propuesta. «Esperábamos más gente, pero quienes acudieron se mostraron muy interesados en buscar vías para la integración».
Según Rocandio es imprescindible seguir por esta vía, y por eso ya se piensa en la próxima edición de estas jornadas interculturales y a la vez no sexistas. «Aunque lo fundamental sería hacer labor en el día a día, como todo es mejorable, propondremos nuevas iniciativas de este cariz».
Al margen de que la oferta resultó del agrado de los participantes, también hubo suerte en cuanto a la climatología. El tiempo respetó y pudo realizarse el programa de actividades completo.