Muertos y vivos viajaban juntos

El País, JUAN MANUEL PARDELLAS, 12-07-2008

En el vientre del cayuco, el espectáculo era dantesco. Una masa de cuerpos semiinconscientes, pegados unos a otros, impedía distinguir a los muertos de los supervivientes. La última embarcación que llegó ayer por sus propios medios al muelle pesquero de Playa Santiago, en el municipio de Alajeró, al sur de la isla de la Gomera, llevaba a 59 inmigrantes, cuatro de ellos muertos. A otros 10, según relataron con un hilo de voz los rescatados, los habían arrojado por la borda a medida que fueron muriendo.

El cayuco en el que viajaban, una embarcación de madera y fibra de vidrio de unos 17 metros de eslora, había partido de algún punto de Guinea – Bissau hace dos semanas. La comida se agotó cinco días antes de alcanzar la costa. También el agua, según declaró el alcalde de Alajeró, Manuel Plasencia.

Algunos de los supervivientes explicaron que habían utilizado la embarcación como un cayuco – taxi, que fue reclutando inmigrantes a medida que hacía escala en distintos puntos de Gambia, Senegal y Mauritania. Todos sus ocupantes eran muy jóvenes. Alguno, probablemente menor de edad, según estimó el subdelegado del Gobierno en Canarias, José Antonio Batista, que se trasladó de inmediato a La Gomera al conocer la tragedia.

Los jóvenes supervivientes estaban agarrotados, como si estuvieran congelados, probablemente a causa de que habían mantenido la misma posición durante días. Algunos de ellos tuvieron que ser izados con ayuda de la grúa del puerto que sirve para elevar las embarcaciones pesqueras. No podían moverse. Ni siquiera cuando los servicios de emergencia los posaron en el suelo con extrema delicadeza, como si estuvieran a punto de romperse, pudieron estirar ni un dedo, ni sorber el agua que pacientemente les ofrecían decenas de voluntarios, entre los que había vecinos y pescadores de la zona. Los náufragos sólo aullaban con desesperación. Uno de ellos cumplió el sueño de pisar España vestido con la camiseta oficial del F. C. Barcelona patrocinada por Unicef.

De los 55 supervivientes, nueve tuvieron que ser trasladados al hospital de La Gomera con hipotermia, rozaduras y graves quemaduras, y otros cuatro más fueron evacuados en dos helicópteros hasta Tenerife, uno de ellos con hipotensión severa, informa Miriam Rodríguez. Los otros 42 inmigrantes recuperaron su tono vital en pocas horas.

El subdelegado del Gobierno, José Antonio Batista, recordó que las cifras de llegadas de inmigrantes a las islas están muy lejos de las del año 2006. En lo que va de año, han arribado a las islas Canarias 4.252 inmigrantes, 910 menos que en 2007. “Asistimos a un drama humano que no va a cesar con ninguna fórmula mágica”, añadió Batista.

Los supervivientes serán trasladados al Centro de Internamiento para Extranjeros de Fuerteventura para ser devueltos a sus países.

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