¿Dónde está mi hijo?

Sin fuerzas, agotados por el hambre y la sed, pero sobre todo por el sufrimiento, los supervivientes eran la imagen de la tragedia - "Nunca había visto tanta tragedia por la desesperación de las madres"

Diario de Navarra, COLPISA Y EFE . ALMERÍA., 11-07-2008

LOS voluntarios de Cruz Roja que asistieron a los inmigrantes comentaban al terminar la operación de salvamento que nunca había intervenido en una situación tan dramática.

Algunos de los jóvenes socorristas llevan tiempo en estas labores en las costas andaluces pero, a pesar de todo, no podían olvidar las imágenes de los inmigrantes extenuados y los gritos de una madre que había perdido a su hijo.

“Hay que pensar en la desesperación de unas madres que se meten en la embarcación con sus bebés precisamente para intentar sacarles adelante en la vida y encuentran la muerte”, comentaba uno de los socorristas.

El coordinador provincial de Cruz Roja, Francisco Vicente, aseguró que la experiencia vivida por los 33 supervivientes es la más “indescriptible y lamentable” a la que se ha enfrentado la institución en Almería. “Llevaban entre cinco y siete días” en alta mar y presentaban unas quemaduras “como para perder el conocimiento, no entiendo como han aguantado”, comentaba Francisco Vicente en referencia a las personas que pudieron ser rescatadas con vida.

Tanto el coordinador de Cruz Roja como fuentes de Salvamento Marítimo informaron de que, según el relato de los supervivientes, que calificaron de “escalofriante”, los ocupantes de la patera soportaron el temporal pero la embarcación quedó a la deriva en alta mar tras sufrir una avería en el motor.

“Sin agua ni nada que comer, tirando cadáveres por la borda, los que lograron sobrevivir ni siquiera se podían tener de pie, estaban agotados, sin fuerza para nada, aterrorizados por el sufrimiento”, comentaban algunos socorristas, vivamente impresionados por la situación.

Desfallecimiento total

Francisco Vicente, el coordinador de Cruz Roja, no descartaba que, dada la situación extrema en la que se encontraban, algunos de los inmigrantes muertos cayeran al agua aún con vida producto del desfallecimiento.

Las madres de los pequeños fallecidos, con las fuerzas justas para respirar, “se enfrentaban a la tragedia de lo que había pasado, de los hijos que han perdido”, comentó Vicente. Además, ellos mismos estaban desconcertados y asustados.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)