tragedia en la costa andaluza

Las inmigrantes preguntaban por sus hijos muertos al llegar a puerto

La Voz de Galicia, Xurxo Fernández, 11-07-2008

El jefe del operativo de la Cruz Roja que participó en el rescate habla de «el peor drama visto nunca en esta costa»

Nueve menores de 5 años entre los 15 subsaharianos que perecieron en el viaje de siete días hacia España

El jefe del operativo de la Cruz Roja que participó en el rescate habla de «el peor drama visto nunca en esta costa»

«Fue la peor patera. El peor drama que hemos visto en esta costa. Horrible». Fran Vicente no acertaba con las palabras para expresar lo vivido la noche del miércoles en el puerto de Almería. El coordinador del equipo de emergencia de la Cruz Roja que atendió a los supervivientes describía ayer a La Voz la llegada del grupo de subsaharianos: «Estaban fatal, desorientados y casi desfallecidos. Ninguno tenía fuerzas para nada. Las madres no sabían ni lo que les había pasado; no eran conscientes de que sus bebés habían muerto y habían sido lanzados al mar». Grupos de psicólogos atendían ayer a los inmigrantes, que empezaban a darse cuenta de lo sucedido. «Al llegar preguntaban por sus hijos y ahora poco a poco se están enterando de lo que les ha pasado. Son unas imágenes terribles», relataba Vicente.

El trágico final a una travesía en zódiac desde las costas marroquíes hasta las españolas. Un viaje entre Alhucemas (la capital de la región del Rif) y Málaga que debería haber durado menos de dos días, pero que se prolongó durante siete y terminó a 30 millas de la costa almeriense gracias a la ayuda de las dos embarcaciones del Equipo Telefónica que localizaron la patera, el miércoles a las 18.15 horas, cuando ya habían muerto 15 de sus 48 ocupantes, nueve de los diez niños que iban a bordo.

Las dificultades para el grupo de subsaharianos, procedentes de Nigeria, Kenia, Gambia, Camerún y Senegal, empezaron poco después de partir desde la costa marroquí. No habían pasado más de 24 horas en el agua cuando se les averió el motor de la lancha. Los ocupantes quedaron a la deriva con los víveres justos para los dos días de duración estimada del viaje. No había espacio para más comida y agua en la barcaza: medio centenar de personas se repartían un espacio pensado para un máximo de diez.

Por los datos que los supervivientes dieron a quienes los atendieron se puede elaborar el diario de la durísima travesía. Antes del tercer día pereció el primero de los tripulantes de la zódiac y desde ese momento las bajas a bordo se multiplicaron: «El cuarto día ya habían muerto los nueve niños», explicaba ayer Fran Vicente por teléfono. No todos los demás pasajeros se percataron de la situación. A esas alturas, tras más de 48 horas sin beber y bajo un sol intenso, solo los más fuertes permanecían en pie y muchos seguían inconscientes en el suelo de la embarcación, de seis metros de eslora. De ahí que varias madres ni siquiera se percataran de la suerte que habían corrido sus pequeños.

Evitar epidemias

De acuerdo con los relatos que algunos ofrecieron tras ser rescatados, dos personas se encargaron de lanzar al agua los cadáveres para evitar epidemias. Los últimos cuerpos fueron lanzados por la borda poco antes del rescate, propiciado por un golpe de fortuna, ya que la lancha fue localizada de manera fortuita por las dos embarcaciones del Equipo Telefónica que se entrenaba para la Volvo Ocean Race.

Los deportistas dieron el aviso a la Guardia Civil, que se encargó del rescate en el mar y del traslado de los supervivientes a tierra. Una de las mujeres murió durante esta operación. Allí los esperaban los miembros del dispositivo de emergencia de la Cruz Roja, que ante la magnitud del drama tuvo que doblar el número de voluntarios que trabaja en un equipo habitual. Muchos de los inmigrantes tuvieron que ser trasladados en brazos porque eran incapaces de dar un solo paso e incluso fue necesario hacer uso de las mesas del comedor de campaña para que hicieran las veces de improvisadas camillas.

El único bebé que sobrevivió a la trágica travesía fue llevado a un hospital junto a su madre. Sufría numerosas quemaduras, altos picos de fiebre, una fuerte deshidratación y apenas podía respirar.

Otras tres mujeres fueron ingresadas en estado grave, una de ellas después de sufrir un aborto.

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