El fuerte oleaje y el viento provocan una nueva tragedia en la costa de Motril

Gara, , 08-07-2008

El fuerte oleaje que ayer azotaba las costas de Motril, en Granada, dificultó la búsqueda de 14 inmigrantes de nacionalidad nigeriana que desaparecieron en alta mar después de que volcara su embarcación. Las posibilidades de hallarlos con vida eran muy escasas, según manifestó a AFP un portavoz de la subprefectura de Granada. Del dispositivo de búsqueda, quedaba un helicóptero de la Guardia Civil, un avión de Salvamento Marítimo y el remolcador R-5.

Tras ser interceptada por Salvamento Marítimo sobre las tres de la madrugada y a unas 60 millas de Motril, la patera, con 37 personas a bordo, paró los motores, lo que provocó que sus ocupantes cayeran al agua. En ese momento se registraban olas de más de cuatro metros y vientos de más de 70 kilómetros por hora. Entre los que cayeron al mar podría haber mujeres y niños. Los 23 inmigrantes rescatados, entre los que hay una mujer embarazada, salieron el sábado de Marruecos. Todos fueron trasladados al centro de inmigrantes de Motril. En declaración policial, relataron que pasaron mucho miedo y que soportaron olas de tres y cuatro metros de altura.

El de ayer se suma a una larga lista de tragedias. El 19 de julio de 2007, unas cincuenta personas fallecieron frente a las costas de Tenerife en circunstancias similares. En aquella ocasión, la fuerte marejada también fue la causa del vuelco de la embarcación. Una ONG cifró en 900 el número de africanos muertos en su intento por alcanzar las costas canarias. La llegada de inmigrantes se ha incrementado en las últimas semanas. La mayoría son repatriados a sus lugares de origen.

Por otra parte, un grupo de 67 inmigrantes hindúes cumplieron tres meses durmiendo en el monte de Ceuta. Seguirán con esta protesta contra el anuncio de las autoridades de que van a ser expulsados. Un portavoz del grupo denunció la falta de soluciones para su situación. Los inmigrantes abandonaron el 7 de abril el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) porque algunos llevan más de un año y medio en la ciudad y desconocían que tenían que solicitar asilo político. Desde entonces, están viviendo en tres chabolas construidas con sus propias manos cerca del CETI. GARA

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