La lengua para inmigrantes en España se enseñará «según la Constitución»

ABC, 08-07-2008

E. SERBETO

CANNES. En el Pacto sobre Inmigración, el Gobierno español ha logrado que se elimine toda referencia al contrato de integración que ya se aplica en numerosos países, pero como admitió el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, «como una negociación no es una imposición, se ha recogido la sensibilidad de todos». El responsable francés de integración, Brice Hortefeux, que presidía el consejo ayer por la tarde, aceptó por su parte, que ese contrato era «un asunto menor dentro de un gran pacto» y ha dado por bueno que fuera eliminado del texto. Sin embargo, ello no ha impedido que se mantenga la referencia al aprendizaje de las lenguas por parte de los inmigrantes.

Rubalcaba se mostró satisfecho por el hecho de que haya pasado de ser una obligación de los emigrantes a un compromiso de los Estados que estarán obligados a facilitar el aprendizaje de la lengua del país de residencia. ¿Qué lengua en el caso de que, como en algunos lugares de España, haya varias? Para el ministro español la solución es la misma formulación política que el Gobierno utiliza reiteradamente en este delicado asunto: «hablaremos con las Comunidades Autónomas y buscaremos una solución Constitucional». El pacto se refiere sólo a las «medidas específicas para favorecer el aprendizaje de la lengua» por parte de los inmigrantes, pero no dice cómo tiene que ser aplicado en cada caso, teniendo en cuenta que casi todos los trabajadores que vienen a Europa son originarios de países donde se hablan lenguas europeas.

El problema lingüístico no es exclusivo de los emigrantes. También se enfrentan a ello los propios policías, y por ello, y a propuesta de Rubalcaba, se va a estudiar la posibilidad de que los agentes pasen un periodo de su formación en otro país, en una especie de «Erasmus» para policías. La responsable francesa de Interior, Michelle Alliot – Marie consideró que este intercambio generaría un mayor grado de confianza entre los servicios policiales de los países europeos para poder trabajar conjuntamente con mayor eficacia.

En esta misma línea, los ministros piensan también en la posibilidad de destacar puntualmente en zonas turísticas o grandes acontecimientos, a agentes de la nacionalidad de los visitantes más numerosos. La ministra francesa estaba pensando en la próxima visita del Papa al santuario de Lourdes. En otro caso, si en una zona de la costa del Sol, por ejemplo, hubiera un gran número de veraneantes belgas, podría disponerse la presencia de agentes belgas en alguna comisaria española para facilitar la comunicación de sus compatriotas que estuvieran en dificultades. Pero si son belgas, ¿habrán de hablar flamenco o francés?

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