Editorial

A VUELTAS CON EL VOTO INMIGRANTE

El Mundo, 04-07-2008

El 37 Congreso del PSOE que comienza hoy en Madrid aprobará una propuesta para conceder el derecho al voto en las elecciones municipales a todos los inmigrantes con cuyos países de origen exista un acuerdo de reciprocidad. El objetivo, según los socialistas, es que más de 1.300.000 personas extranjeras que residen en nuestro país dispongan del mismo derecho que ya tienen un millón y medio de residentes procedentes de los países de la UE. Recordemos que los europeos ya pueden votar en las municipales desde que se reformó la Constitución para adecuarla al Tratado de Maastricht, igual que hizo el resto de los países de la Unión.


La concesión del derecho de sufragio en las elecciones municipales es una idea largamente acariciada por el PSOE que ahora por fin se va a plantear de forma oficial, aunque condicionada a que el PP la acepte. En principio, la reacción del principal partido de la oposición ha sido favorable. Tanto Gallardón como Esperanza Aguirre la han recibido bien, aunque el consejero de Inmigración del Gobierno madrileño considera que el cauce adecuado es que el Consejo de Ministros apruebe un proyecto de ley para su aprobación en el Parlamento. No cabe duda de que se trata de una propuesta de calado y consecuencias, ya que el censo para 2011 se podría ver incrementado en más de 1.300.000 personas.


Es cierto, como apunta la dirección del PSOE, que el derecho al voto supone una «importante palanca para la integración» de los inmigrantes. Ahora bien, este periódico ha mantenido siempre una objeción a que los extranjeros puedan participar en las elecciones basada en que el voto es un derecho inherente a la condición de ciudadano español que no se puede trocear ni dividir y que comporta asimismo deberes. La Constitución establece en su artículo 1 que «la soberanía reside en el pueblo español» y votar para elegir a los ayuntamientos es también un acto de soberanía. Otra cosa distinta sería facilitar a los inmigrantes la adquisición de la nacionalidad española, que actualmente se concede tras diez años de residencia.


La propuesta socialista se ajusta, efectivamente, a lo que recoge la Constitución, ya que se ciñe a los inmigrantes procedentes de países que también permitan el voto a los españoles residentes y afectará, sobre todo, a los latinoamericanos. Sin embargo, consideramos que como principio general, el voto únicamente debería concederse a aquellas personas que vengan a España con ánimo de integrarse en la sociedad y no a los provisionales o a los de ida y vuelta. El derecho al sufragio no puede ser de quita y pon.

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