Desde Dentro Ricardo Peytaví

Racismos rentables

El Día, 04-07-2008

Hay muchas formas de utilizar el racismo para hacer
política. En eso no le falta razón a Doudou Diène, relator de la ONU contra la
discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia. Personalmente coincido
con la denuncia que acaba de hacer durante su estancia en Barcelona. Dice Diène,
senegalés de origen y doctorado en Derecho Administrativo por la Universidad de
París, que “en España hay fuerzas políticas que utilizan el racismo para hacer
política”. Aunque no especifica cuáles son, cabe suponer que no está pensando en
el PSOE. A fin de cuentas, los socialistas han impulsado la Alianza de
Civilizaciones.

Si no es el PSOE, cabe pensar que Doudou Diène tiene en
su cabeza a partidos como el PP, o aquellos que agrupan a los nacionalismos
periféricos. Y ya que su reflexión en voz alta tuvo lugar en Barcelona, quizá
pensaba en CiU; al menos en la CiU de cuando Pujol era honorable presidente de
la Generalidad, y su esposa arremetía contra los inmigrantes que estaban
disolviendo con su presencia la identidad catalana. No obstante, tampoco existe
necesidad alguna de que este relator de las Naciones Unidas se circunscribiera a
los nacionalistas catalanes. En CC también existen reconocidos reos de racismo
por decir, entre otras barbaridades, que ahora mismo hay casi 1.200 inmigrantes
sin papeles internados en centros de las Islas – la mitad de ellos alojados en
Tenerife – , lo cual hace la situación insostenible. O por denunciar, igualmente
sin ningún atisbo de piedad étnica, que sólo en los últimos días han llegado al
Archipiélago otro centenar de menores; algo que trastoca dicha situación no ya
en insostenible, sino en desesperada.

Pienso que todavía media una diferencia abismal entre la
queja por falta de espacio para albergar a los que llegan sin papeles – ningún
humanista, progre o rasgador de vestiduras al uso acoge a un africano en su
casa – y de recursos para atenderlos, y la solución final que le aplicó la
Alemania nazi al “problema judío”. Es, empero, tarea de personas como Doudou
Diène reducir esa diferencia a la nada, y vivir luego a costa de ello sin
necesidad de soportar las penurias de Senegal. No sé si esa es, en sí misma, una
forma de sacar réditos, políticos o de cualquier tipo, a la tragedia de la
inmigración. Lo único claro es que Occidente aguanta todo lo que le echen
encima. Indudablemente cansa ya que los malos – y los buenos – de la película
siempre sean los mismos, pero así es el juego.

Más peliaguda es la crítica de Doudou Diène sobre el
hecho, a su entender inadmisible, de que Europa construya su identidad sólo
sobre el cristianismo. Lo cual es falso: el Viejo Continente no necesita
construirse en lo ideal a partir de la fe cristiana. La moral de Europa es,
desde hace quince siglos, una moral cristiana por la que se rigen incluso los
agnósticos y los directamente ateos. Situación que no impide la libertad para
abrazar cualquier religión. Cabría preguntarle a Doudou Diène si en su Senegal
natal, con un 94 por ciento de musulmanes, existe la misma tolerancia. Bien es
verdad que hablar de racismo, y de su utilización política, en Senegal, produce
tantos beneficios como una fábrica de hielo en la Antártida. Por eso el relator
no habla en Dakar, sino en Barcelona.

rpeyt@yahoo.es

 

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