34 africanos rescatados a la deriva

El País, VALME CORTÉS, 02-07-2008

Una niña de apenas dos años fue la tripulante más joven interceptada ayer en una patera, localizada en el mar de Alborán, que se quedó sin gasolina en altamar y que fue trasladada hasta el puerto de Motril (Granada), donde terminó su viaje.

Los 34 inmigrantes que iban a bordo, todos de origen subsahariano, se encontraban en buen estado de salud, si bien el dispositivo habitual que los atiende a su llegada a puerto decidió trasladar a una de las cinco mujeres al hospital por una pequeña dolencia en un ojo. El resto, según informaron fuentes del Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de Cruz Roja, estaba bien, aunque algunos de los expedicionarios presentaban los dolores propios en diversas partes del cuerpo por la travesía que esta vez acabó sin éxito.

Durante el trayecto en el que fueron remolcados por la embarcación Salvamar Hamal, pidieron agua, igual que hicieron a su llegada a puerto. La patera, que no tenía combustible, fue localizada a mediodía cerca de la Isla de Alborán, pero no llegó hasta las 19.00 a tierra.

Un pesquero dio el aviso tras ver que la embarcación se encontraba a la deriva y un avión de Salvamento Marítimo de Valencia fue el que localizó a los inmigrantes. Finalmente, fueron trasladado por la embarcación que Salvamento tiene de forma permanente en el puerto motrileño. El desvío de la ruta tradicional por el Estrecho, en el que la vigilancia es mayor, hace que las travesías de los sin papeles sean cada vez más largas al intentar alcanzar la costa española por las provincias de Granada y Almería.

Estos 34 subsaharianos no tuvieron ayer final feliz y algunos de ellos probablemente lo vuelvan a intentar. Lo harán al amparo de las mafias que volverán a encontrar inmigrantes dispuestos a jugarse la vida para llegar de forma ilegal a Europa.

Por otra parte, la Federación de Asociaciones Pro – Inmigrantes Andalucía Acoge aseguró ayer que la pretensión del ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, de imponer requisitos socioeconómicos “más exigentes” para los inmigrantes que quieran traer a su familia a España, “juega con el derecho a vivir en familia”, y se da de nuevo la imagen de que la inmigración es negativa.

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