Setenta inmigrantes intentan entrar a la fuerza en Melilla

El grupo arrolló a la carrera a los agentes del puesto fronterizo

La Vanguardia, , 23-06-2008

JOSÉ BEJARANO – Sevilla
Las fronteras no son infranqueables. Lo demostraron ayer alrededor de setenta subsaharianos que se abalanzaron en tropel sobre el control de Beni-Enzar, el principal paso fronterizo entre Melilla y Marruecos. En esta ocasión tuvieron a su favor el factor sorpresa, además de la poca vigilancia policial debido a la hora, 4.30 de la madrugada, y la oscuridad. Cuando los agentes fronterizos quisieron reaccionar y lograron cerrar las puertas, el grupo ya había logrado alcanzar las calles de Melilla, donde la mayoría de ellos fueron detenidos.

En la carrera, los inmigrantes arrollaron a los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional que vigilaban el puesto. Apenas pudieron usar sus porras y no tuvieron tiempo de pedir refuerzos. Algunos agentes e inmigrantes sufrieron contusiones leves. Los que lograron llegar a Melilla trataron de esconderse en obras, contenedores o subidos a los árboles. Otros se entregaron directamente en la comisaría con la esperanza de no ser devueltos a Marruecos o enviados a sus países de origen, un trámite que la Delegación del Gobierno abrirá de inmediato para evitar que otros los imiten.

Marruecos reaccionó con el anuncio de la detención en su territorio de una treintena de subsaharianos y que siete fueron ingresados con heridas leves en el hospital de Nador, ciudad vecina de Melilla. El anuncio pretende evitar las críticas por haber permitido la concentración de tantos inmigrantes en las proximidades del puesto fronterizo. Probablemente, los subsaharianos se hallaban escondidos en las viviendas cercanas y acordaron una hora para lanzarse simultáneamente contra el puesto fronterizo. El sistema de abalanzarse en grupo por sorpresa ha sido utilizado ya en varias ocasiones, especialmente en Ceuta, por la dificultad de franquear la doble valla, de seis metros de altura, que cierra el perímetro fronterizo desde los saltos masivos que se produjeron en el 2004 y el 2005 que costaron la vida a 14 subsaharianos en las dos ciudades españolas.

Con la llegada del verano arrecia de nuevo el fenómeno de las pateras y los cayucos. Ayer llegó a Motril (Granada) una patera con 35 personas y el sábado arribó otra con 75, entre ellas 16 mujeres y cinco niños. También a Canarias han llegado en los últimos días varios cayucos con medio centenar de inmigrantes, entre los que al menos cuatro murieron por la dureza del viaje.

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