Un lugar al que acudir

Es la casa social de socorro, un centro que tienen organizado las parroquias de Santa María y San Vicente. El objetivo es ayudar

Diario Vasco, ALETXU PEÑA, 20-06-2008

DV. Las parroquias de Santa María y San Vicente cuentan desde hace muchos años, en la calle Juan de Bilbao, con un centro donde se proporcionan servicios a todas las personas que demandan cualquier tipo de ayuda. Este local, cnocido hace poco como el ropero de San Vicente, con la figura de Angelita Lizarraga como enseña con sus cuarenta años de trabajo voluntario, ha reorganizado los servicios y a partir de unas pocas semanas se ha apostado, sin olvidar el popular ropero, por potenciar las tareas de acogida para buscar soluciones urgentes a las personas que demandan lo más imprescindible.

Maribel Alonso, una de las diez voluntarias que atienden el centro social de Cáritas en la Parte Vieja, junto a Angelita Lizarraga y María Pilar González del Castillo, explica lo que hacen día tras día. «Llegan todos los días personas que vienen con lo puesto. No tienen dinero, ni casa, ni trabajo, ni comida. Nosotros les escuchamos, vemos qué necesidades más urgentes precisan y les orientamos en lo fundamental para que traten de encontrar un trabajo, que es lo que demandan para salir adelante».

El 95% de las personas que acuden al centro de acogida son inmigrantes extranjeros. El otro 5% restante son de casos de personas mayores. Los primeros acuden a la Parte Vieja porque es más barato encontrar una habitación que en otras partes de la ciudad, y es por ello que se multipliquen las asistencias.

«Llegan al centro – explica Maribel Alonso¬ – y piden información sobre dónde alojarse, sobre servicios médicos, para conseguir papeles de estancia en España, y en la mayoría de las veces reclaman dinero y comida, ya que llegan sin nada, literalmente, con lo puesto». En lo que va de año se han repartido alimentos recibidos de los excedentes de la C.E. y del Banco de Alimentos a personas y familias necesitadas. Se beneficiaron de este servicio ofrecido por el centro de Cáritas de la Parte Vieja 470 personas, 62 agrupadas en familias con hijos. También acuden de distintos puntos de Gipuzkoa a solicitar trabajo, aunque la mayoría son residentes en la Parte Vieja, Gros y Amara. Durante este año han pasado por el centro solicitando empleo 215 personas, el 95% inmigrantes, y de estos solo el 2% varones jóvenes.

Al llegar al centro se les hacen muchas preguntas, ya que en función de los conocimientos de cada persona se les orienta para que encuentren una colocación laboral. Desde este local de la Parte Vieja, se ha conseguido colocar a la mayoría de las demandantes de un trabajo en el servicio doméstico, unas 30 personas han sido contratadas en la hostelería.

Muchas de las personas que llegan al centro, según explica Maribel, no tienen ni los estudios más básicos y la mayoría escapan de la pobreza de su país «para conseguir entre nosotros un trabajo digno y mandar el dinero que ganan a su gente».

En el centro de la Parte Vieja se procura orientar a estas mujeres que llegan y a muchas de ellas se las envía a realizar unos cursos elementales en la asociación Oscus, donde entre otras cosas se les enseña a poner una lavadora, hacer las camas, planchar, para por ejemplo poder trabajar de asistenta doméstica en una casa.

El centro de Cáritas de la Parte Vieja es, por decirlo de alguna manera, una casa social de socorro, donde se atienden las urgencias. Es obligado recordar a Maria Pilar González del Castillo junto a Angelita Lizarraga como las dos personas claves en este servicio de atención a los pobres. Una vez conocido cada casoe derivan a estas personas hacia los centros correspondientes a cada problemática, ya que se mantienen contactos periódicos con los responsables de los departamentos de Bienestar Social del Ayuntamiento y Diputación.

Otras ayudas

La mayoría de las atenciones son para inmigrantes extranjeros, aunque en la Parte Vieja se dan caso de ayudas a vecinos de este barrio, por lo general gente mayor. A unos se les lleva comida a casa, a otros se les acompaña al ambulatorio, a otros se les ayuda económicamente. «Los casos que conocemos los atendemos. Posiblemente haya más problemas que no detectamos y es ahí cuando tienen que dar la voz de alarma los vecinos y darnos a conocer esos casos para buscarles una solución, bien dando cuenta a Bienestar Social para que localicen una residencia para esas personas mayores o para que les atiendan a diario en temas de higiene, alimentación o limpieza de la casa», indica Maribel Alonso. El servicio asistencial de las dos parroquias atiende también y con igual intensidad a los enfermos, personas mayores y a quienes se encuentran en las residencias bajo la coordinación de Coro Iriondo. Igualmente, las parroquias se hacen presente en la cárcel de Martutene y dedica especial cuidado al piso de inmigrantes de la calle Narrica que las parroquias han cedido a Cáritas Diocesana.

Tania

Tania es una nicaragüense de 23 años que lo ha dejado todo, incluso a su hijo de cinco años, para sacar de la pobreza a su familia. Ha hipotecado la casa por 2.000 dólares y con ese dinero ha llegado en avión a España. «Esto es un apoyo muy grande para quienes llegamos sin nada. Vengo a trabajar, de lo que sea menos de prostituta». De momento ha encontrado una habitación en un piso de la Parte Vieja por el que paga 250 euros al mes y, además, pagar deudas y eviar dinero a su familia.

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