Las asociaciones españolas temen una reacción mimética a las acciones xenófobas de Italia contra los ´rom´

El rechazo al gitano se extiende

La Vanguardia, , 16-06-2008

JOSEP PLAYÀ MASET – Barcelona

Existen vías de mediación para evitar focos de tensión con los gitanos rumanos en varias ciudades
Llegaron a Utrera (Sevilla) hace unos dos años. Son medio centenar de familias de origen rumano y, en su mayoría, de etnia gitana. Su integración ha sido escasa, aunque sin graves conflictos de convivencia hasta ahora. Pero hace unos días, se inició una recogida de firmas entre los vecinos para exigir al Ayuntamiento su marcha y en pocos días lograron 603. Pueden ser los primeros síntomas del efecto Berlusconi.

La reacción de las asociaciones gitanas ante la ofensiva del Gobierno italiano contra los campamentos gitanos tampoco se ha hecho esperar. Cristóbal Laso, vicepresidente de política y comunicación de la Federación de Asociaciones Gitanas de Catalunya, considera necesaria la protesta por la actitud italiana y para evitar que “exista cierto mimetismo” y que “por contagio” se produzcan reacciones xenófobas en España, donde la presencia de ciudadanos gitanos es importante. Y más desde la llegada masiva de rumanos, de los que cerca de un 8% pueden ser de esa etnia.

El día 3, una veintena de asociaciones gitanas ya se manifestaron frente a la embajada de Italia en Madrid. José Eugenio Serrano, portavoz del movimiento gitano, leyó un comunicado que decía: “Condenamos esta degradante situación que padecen los gitanos rumanos en Italia y solicitamos medidas que calmen la situación política en ese país y no permitan que la semilla del racismo y la xenofobia se apoderen del ideario de la población”.

El caso de Utrera es un precedente. Laso cree que se han dado “otros avisos serios” y que se avecinan “tiempos difíciles”. Cita lo ocurrido en Lugo hace un mes, cuando dos mil vecinos se manifestaron contra la adjudicación de viviendas de protección oficial a familias gitanas. “En las situaciones de pobreza y de crisis económica, crecen las dificultades de las familias, se compite por los servicios sociales y se teme que el recién llegado te los arrebate”, dice Laso. Las asociaciones gitanas han tomado la iniciativa para evitar conflictos.

En Catalunya, uno de los focos de tensión en los últimos meses es Vidreres (la Selva). La Federación de Entidades Gitanas mantiene contactos con el Ayuntamiento de la localidad y los representantes de un grupo de gitanos de origen rumano que viven en la urbanización La Goba. Hace un año, las protestas vecinales ya provocaron que un centenar de gitanos que vivían en unas treinta caravanas tuvieran que marchar a Lleida.

Con los residentes actuales el problema es también por su comportamiento. Algunos se han construido pequeñas casas en las que sólo acostumbra a dormir el abuelo o patriarca. El resto de la familia duerme en las caravanas que sitúan en la parcela. Esta situación provoca, según algunos vecinos, que realicen sus necesidades fisiológicas en la calle o dejen basura en las aceras. El Ayuntamiento aprobó a principios de año una ordenanza que permitía sólo una caravana por parcela, pero no ha dado los frutos esperados. Los vecinos autóctonos esgrimen además otro dato difícil de rebatir: el valor de las viviendas en esta zona ha bajado un 50%.

Una situación similar se da en la pedanía de La Torre, en Valencia. La oposición municipal socialista ha pedido la intervención urgente para limpiar una zona donde se acumulan chatarra, coches abandonados y un vertedero ilegal. Todo empezó cuando se instalaron en esa zona de chabolas unas 50 familias de etnia gitana, en este caso, portugueses.

Dos situaciones distintas se han vivido en Calatayud (Zaragoza) y Martutene (San Sebastián). Hace tres semanas, en Calatayud estalló la tensión por una pelea en la que dos jóvenes bilbilitanos fueron agredidos con arma blanca por otros de la localidad. La policía detuvo a tres jóvenes rumanos, uno de los cuales ingresó en la cárcel, y se desencadenaron protestas. En Martutene, la Ertzaintza desalojó (por segunda vez) a unas treinta personas de nacionalidad rumana que ocuparon un instituto que se debe derruir.

El presidente de la Unión Romaní en España, el ex eurodiputado socialista Juan de Dios Ramírez de Heredia, ha hecho un llamamiento para analizar la problemática situación de los gitanos en Europa. “Flaco favor se nos hace si la causa del pueblo gitano se convierte en un pimpampum entre los partidos políticos (…), porque nuestros problemas superan la lucha clásica política entre la izquierda y la derecha, porque nosotros creemos que el enemigo es el racista, el extremista, el nazi, el que nos llevaría de nuevo a las cámaras de gas porque molestamos en la ciudadanía”, dijo en un reciente seminario europeo.

Entidades de rumanos residentes en España han alertado de que, ante la amenaza de expulsión de Italia, muchos gitanos rumanos pueden venir a España. El aviso es de rumanos que no son de etnia gitana y cuya relación no siempre es amistosa con el colectivo. En Italia viven 342.000 rumanos, pero buena parte de los gitanos nómadas, llamados rom y que viven en los campamentos cercanos a las ciudades, no están censados. Se teme que esos sin papeles den el salto a España. Las autoridades no lo creen así y dicen que es fácil controlar los desplazamientos de estos grupos.

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