LLUÍS URÍA – París. Corresponsal

La muerte de un joven en un supuesto ajuste de cuentas desencadenó los actos de vandalismo
Un nuevo brote de violencia inflamó en la noche del sábado al domingo un barrio popular de una ciudad francesa y dejó un resultado de nueve personas heridas y 60 vehículos – entre ellos dos camiones pesados- destruidos por las llamas. Esta vez no fue en la sufrida banlieue de París, sino en una apacible ciudad de 17.000 habitantes de la región de Champaña, Vitry-le-François (Marne), 175 kilómetros al este de la capital francesa. Pero el foco donde empezó todo, Rome-Saint Charles, fue de nuevo un barrio conflictivo – “sensible”, en el argot oficial-, una zona de residencias sociales edificada en 1964.

Como en Clichy-sous-Bois en el otoño del 2005 y Villiers-le-Bel en noviembre del año pasado, una muerte violenta fue la desencadenante de los disturbios. Pero esta vez – a diferencia de las otras dos-, la policía no tuvo nada que ver. Poco antes de las 10 de la noche, un joven de 22 años fue muerto de un tiro en la cabeza por otro joven de 23 después de una discusión en el barrio de Haumois, en lo que parece ser un banal ajuste de cuentas. Ninguno de los dos parece tener antecedentes judiciales. Los intentos por reanimar a la víctima resultaron infructuosos, y esta murió pocos minutos después.

Identificado el agresor – que sería finalmente detenido pasada la una de la madrugada-, un grupo de jóvenes salió en su búsqueda, mientras los ánimos empezaban a calentarse. Los disturbios empezaron en el barrio donde residía la víctima, Rome-Saint Charles, y se extendieron después al resto de la ciudad, pese a la acción de los 70 gendarmes enviados a sofocar el brote. Un grupo de una cincuentena de jóvenes, armados con piedras, bates de béisbol y cócteles molotov, quemó y destrozó todo lo que encontró a su paso – además de 60 vehículos y numerosos contenedores de basura, Radio France Info aseguró que la banda había incendiado asimismo un supermercado- y apedreó los coches de los gendarmes y los bomberos.

La violencia se prolongó hasta bien entradas las 3 de la madrugada y causó nueve heridos leves (dos gendarmes, dos bomberos y cinco vecinos de la ciudad). Sorprendidos y aterrados, algunos vecinos no acababan de entender ayer el grado de violencia desplegado por estos jóvenes. El sindicato policial SGP-FO lo consideró un “síntoma del clima malsano que perdura” en ciertos barrios. Ninguno de los participantes en los disturbios fue arrestado.

La tranquilidad volvió ayer, ni que fuera momentáneamente, a Vitry-le-François, donde a primera hora de la tarde unas 250 personas participaron en una marcha silenciosa en recuerdo de la víctima, cuya madre acudió a la manifestación llevando una fotografía de su hijo. Al cierre de esta edición, una calma tensa reinaba en la ciudad.