TESTIGO DIRECTO / VIENA

Media luna europea

El Mundo, ORFEO SUAREZ. Enviado especial, 16-06-2008

Los inmigrantes turcos celebraron anoche la agónica clasificación de su selección para los cuartos de final de la Eurocopa El segundo tanto de Nihat Kahveci anoche, el tercero de Turquía para completar una remontada asombrosa, provocó la deserción de todos los camareros de los restaurantes y bares que rodean la catedral de San Esteban, en el mismo centro de Viena. No pudieron reprimirse y salieron en estampida – sin reparar en donde estaban colocadas las mesas – , a abrazarse con los compatriotas que, sin pedir consumición alguna, seguían a distancia el partido contra la República Checa en las pantallas de los locales. Eran niños de la mano de abuelas bajo el velo, junto a adolescentes de piercing en el ombligo y melena azabache al viento. Generaciones – por toda Austria, por toda Alemania, por toda Europa – , de una cultura, reunidas por el fútbol.


La selección del histriónico Fatih Terim, un técnico que inspira entre los aficionados la fe de un imán, les hizo sentirse orgullosos de su origen, algo que expresaron con sus cánticos, con sus banderas, con su música, pero siempre desde un profundo respeto, aunque soportaran el desdén de alguna mirada austriaca, y no era precisamente por un ejercicio de revisión histórica que evocara los sitios sufridos por esta ciudad a manos del imperio otomano hace cinco siglos. No precisamente.


Estaban los inmigrantes, de avanzada edad, y sus hijos y sus nietos, enfundados en sus banderas rojas con la media luna blanca que ayer iluminó la triste melancolía vienesa, más animada incluso que cuando ha jugado la selección local. Hoy todo puede cambiar con un duelo ante los alemanes con mucha historia pendiente, y alguna más reciente. Pero hasta ese momento, la fan zone de la capital austriaca, la más grande que se ha habilitado en ninguna ciudad en un gran torneo, ha sido tomada por los hinchas turcos en cada uno de los partidos de su selección. Predomina el olor de sus especies.


Ayer, nada más concluir el choque, la abandonaron en una peregrinación a la que se iban sumando aficionados en todas las calles adyacentes. Encontrar a un español era recibir un abrazo porque Nihat juega en el Villarreal y es un héroe compartido. El futbolista ha dicho en más de una ocasión que se ha de hacer más para recibir el reconomiento si eres turco. Lo hizo, con dos goles in extremis que redujeron al gigante Petr Cech y devolvieron a Karol Brückner al reparto de una novela de Kafka, con su aspecto de funcionario del conservatorio el seleccionador checo.


Turquía sufrió hasta el final con la expulsión del portero Demirel, que puso los nervios de los aficionados al límite de su resistencia. Los seguidores fueron escoltados por la policía hasta que agonizó su recorrido. En previsión de lo que pudiera suceder, las autoridades redoblaron el número de vigilantes en las estaciones de metro, invadidas no por los que volvían a sus casas tras ver el partido, sino por los que iban hacia el centro para unirse a la serpiente roja.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)