«Aún no sois conscientes de lo que ha pasado, de la importancia de este golpe», aseguraba ayer a EL MUNDO uno de los integrantes del dispositivo policial que ha logrado llevar a cabo la operación Troika que ha puesto fin a las andanzas de una de las organizaciones criminales más importantes del mundo.

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Y es que, según explicaron a este periódico fuentes de la investigación, los ahora detenidos eran capaces de controlar desde España todo un ejército de delincuentes, miles de personas que actuaban a sus órdenes. El ámbito de actuación era, principalmente, Rusia y las ex repúblicas soviéticas y otros países del Este. «¿En España?, nada de nada», aseguran estas mismas fuentes.

La intervención policial del viernes permitió la detención de todos los integrantes de la trama Tambovskaya, incluidos los cuatro máximos responsables de la mafia. Hubo una veintena de detenciones. No eran los únicos identificados. Según fuentes de la investigación, se estuvo barajando la posibilidad de practicar algunas detenciones más. La cifra oscilaba entre los 25 y los 30. Al final se optó por detener a aquéllos contra los que había pruebas más contundentes y con el resto, esperar.

Las fuentes consultadas por este periódico indicaron que esta red criminal, que ordenaba asesinatos y dirigía tramas de tráfico de armas, de drogas y hasta contrabando de cobalto, contaba con una gran presencia política en Rusia. De hecho, los investigadores han detectado, durante los más de dos años que llevan investigando a estos criminales, contactos directos entre algunos de ellos y destacados políticos de la Federación Rusa. De esos contactos pueden deducir que la capacidad de influencia política es «tremendamente grande», según estas mismas fuentes.

Los seguimientos, los pinchazos telefónicos, los micrófonos en sus viviendas y sus vehículos…, los operativos no se han dejado nada en el tintero a la hora de actuar contra ese entramado criminal, no solamente uno de los más importantes del planeta sino, quizá, el más peligroso.

Las investigaciones coordinadas por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón han estado blindadas. Los expertos indican que el riesgo era enorme, que la posibilidad de que los capos y sus secuaces les detectaran y se revolvieran de forma violenta era muy grande. Eso motivó el máximo sigilo policial y judicial. Por eso, los operativos policiales están molestos porque la operación se difundiera cuando aún no habían finalizado los arrestos de todos los sospechosos. Querían evitar situaciones peligrosas con los niños que habitan en las casas, pero la difusión obligó a intervenir de forma precipitada para que ninguno de los sospechosos escapara. De hecho, no se ha fugado nadie de los que estaba previsto detener inicialmente.

Al igual que los investigadores han detectado datos sobre los contactos entre mafiosos y políticos rusos, también han obtenido indicios de cómo daban las instrucciones desde sus viviendas de la costa mediterránea a sus ejecutores. Así han obtenido indicios de cómo estos capos (conocidos entre los suyos como los voryv zakone) daban órdenes para perpetrar asesinatos en Rusia.

Los capos se sentían tan seguros en España que, incluso, no han sido precisamente discretos en sus conversaciones. En las que han sido intervenidas, los investigadores han podido extraer muchas de sus conclusiones. La gran mayoría de los miembros de la Tambovskaya estaban asentados en España desde los años 90. ¿Y por qué en España? Según los expertos consultados por este periódico, la legislación existente en aquellos años les era propicia para sus actividades de blanqueo. Pero las leyes han evolucionado y ahora, España es el país con mejores leyes para combatirles. Son muchos los países que les investigaban, pero su marco normativo aún es blando.