SOCIEDAD

Extranjeros en su tierra

La Asociación Gao Lacho Drom trabaja en Vitoria en favor de la rehabilitación de los presos gitanos drogodependientes

El Correo, 08-06-2008

Hace quince años la asociación Gao Lacho Drom constituyó una comunidad terapéutica con los gitanos toxicómanos recluidos en la cárcel de Nanclares de Oca. «Nuestro objetivo era la resocialización de los presos», recuerda Alberto Ríos González, coordinador actual del servicio. Los propios reos, puntualiza, solicitaron una alternativa a los proyectos habituales y que tan poco éxito habían obtenido con los afectados pertenecientes a esta comunidad.

Según explica, su propuesta consiguió adecuar las herramientas técnicas a la particular idiosincrasia de esta etnia. A ese respecto, el peso de la familia, tanto nuclear como extensa, resulta determinante. «El gitano tiene un rol más importante dentro del grupo que como individuo», advierte. Esto fue decisivo para elaborar una estrategia que tiene a la relación parental como una pieza clave dentro del proceso de rehabilitación.

«Los allegados al sujeto nos demandan ayuda y cuando iniciamos una intervención procuramos que se recupere, si es que se ha degradado, el tejido social en torno al usuario, además de incidir en los aspectos médico y laboral», indica Ríos González.

A favor de su eficacia, alega las estadísticas. A lo largo de este período y con la colaboración de Osakidetza, han atendido ciento cincuenta personas, un 20% de mujeres, de una edad comprendida entre los veinte y treinta años. Su grado de recuperación alcanza el 75% y hay un 5% de reincidentes. Gao Lacho Drom atiende a gitanos y payos relacionados por algún tipo de vínculo.

La mayoría ha acabado en prisión para cumplir condenas relacionadas con el robo con intimidación y violencia. «También luchamos contra la criminalización de este pueblo», apunta. De lo que se trata se de intentar compensar una balanza que les resta posibilidades de seguir adelante sin contravenir la ley. «Los gitanos están sobrerrepresentados en los penales, como ocurre con otras minorías marginadas, al igual, por ejemplo, que los negros en Estados Unidos, y su elevado número impide que se hallen marginados entre rejas». Para combatir esa elevada proporción, se han esforzado en combatir el tráfico de estupefacientes en el seno del colectivo. «No ha habido condenas de ese tipo en los últimos años», asegura el coordinador del servicio.

‘País Vasco, un alma solidaria’, el programa puesto en marcha por El CORREO en colaboración con la Asociación de Municipios Eudel, la Consejería de Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno vasco y Caja Laboral, también pretende apoyar a los grupos que trabajan con colectivos desfavorecidos, por su origen étnico u otra condición.

El plazo de inscripción de las solicitudes para desarrollar proyectos en Euskadi, que serán financiados de acuerdo con la selección de un jurado especializado, finaliza el próximo día 30. La atención a drogodependientes que la asociación gitana desarrolla en el ámbito carcelario sufre carencias de presupuesto y personal que solventan con el apoyo voluntario de otros profesionales que trabajan para la institución. «Pero no podemos atender demandas que nos llegan desde Vizcaya y Guipúzcoa», lamenta Ríos González.

El concepto del vínculo

La comunidad gitana alavesa se encuentra formada por unos 3.500 residentes y una población flotante que incluye a los provenientes desde Portugal, Rumanía y otros países del Este y que también solicitan, puntualmente, la ayuda de la asociación. «En su diseño, la sociedad mayoritaria no tiene en cuenta las costumbres gitanas», denuncia Ríos González. Aduce el caso de los pacientes hospitalizados: «Si uno ingresa lo visita toda la familia, aunque siempre es difícil para aquellos que trabajan, y eso tiene que ver con ese concepto tan enrraizado del vínculo».

Gao Lacho Drom, ‘pueblo en el buen camino’, en idioma calé, también desarrolla actividades con los niños y adolescentes, de formación y tiempo libre. En su opinión, cada miembro ha de hacer frente a un doble proceso de socialización. Por un lado, debe acomodarse a su propia cultura y, luego, a la mayoritaria. «Su inserción en la general la sufren como si fueran extranjeros, no dejan de sentirse así en su tierra».

A menudo, cuando se debaten los problemas de integración se habla de los inmigrantes recién llegados y no se menciona a los gitanos, que llevan siglos habitando la península. “Son discriminados incluso en la discriminación”. más información

http://servicios.elcorrreodigital.com/alma – solidaria

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