Un monumento a los que nunca más retornaron

El Universo, Sandra Ochoa, 04-06-2008

| CUENCA

Municipio cuencano inauguró una edificación de cristal en honor al migrante fallecido.

La silueta sobre vidrio de una campesina con pollera, chal y sombrero, encabeza parte de una de las dos camineras, que sobre una plataforma de piedra se colocaron al borde de la avenida principal del cementerio municipal de la urbe.

Otras 19 siluetas de tamaño natural reflejan a una pareja de campesinos, un niño que acompaña a su padre, un adolescente que carga un balón de fútbol, una mujer andina con un niño a cuestas, un ejecutivo, una viejecita con lentes y cartera, un estudiante con un bolso, un hombre con un gorro, entre otras, son las figuras que representan a quienes se movilizan.

Y la movilidad humana es el significado del monumento que el sábado anterior se inauguró en honor al migrante fallecido; y donde, al pie de cada silueta, se colocaron retazos de vidrio con el nombre de los 94 emigrantes ecuatorianos que perecieron el 13 de agosto del 2005 en un naufragio en costas colombianas y en otros casos.

Caminar a través de las siluetas, sobre un piso de madera iluminado lleva a las personas al sitio denominado la Flama eterna, un candil de piedra que permanecerá encendido los fines de semana.  Junto a los nombres de los emigrantes desaparecidos sus familiares colocaron flores y fotos para recordar a los seres queridos y globos a lo que ataron mensajes.

Las placas con los nombres de los hermanos Claudio Esteban, Manuel de Jesús y Saúl Benito Coyago Largo, que fallecieron en el naufragio del 2005 recibieron un ramo de girasoles.

“Es triste ver cómo luego de tantos años de la tragedia (naufragio), los familiares aún lloran a sus seres queridos como si su pérdida hubiese sido ayer”, dijo Gustavo Gavilanes, director de la Empresa Municipal de Cementerios (Emuce).

La empresa municipal impulsó la iniciativa de un monumento desde el 2006, ya que los familiares de emigrantes desaparecidos lloraban desde hace más de una década junto a la Cruz Mayor, ubicada en la parte patrimonial del cementerio.

Hace seis meses se convocó a un concurso en el que participaron siete propuestas. El jurado integrado por representantes de las universidades de Cuenca y del Azuay, delegados de Segeplan, Senami, Emuce y representante de los emigrantes, adjudicó la obra a los arquitectos Andrés Vanegas, Boris Tapia y Santiago Vanegas.

La Senami aportó con $ 30 mil y la Emuce entregó el terreno de 50 m y valorado en $ 50 mil, donde además se levantó una plaza  donde se celebrarán eucaristías y reuniones.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)