Zapatero discrepa de Berlusconi, pero le da un voto de confianza

ABC, 04-06-2008

LUIS AYLLÓN ENVIADO ESPECIAL

ROMA. José Luis Rodríguez Zapatero volvió a dejar claro ayer en Roma, tras reunirse con Silvio Berlusconi, durante la cumbre de la FAO, que su visión sobre la manera de abordar el fenómeno de la inmigración irregular no es la misma que la del primer ministro italiano. No obstante, el presidente del Gobierno trató de suavizar las tensiones de las últimas semanas, dando un cierto voto de confianza a Berlusconi hasta ver los resultados de las medidas que ha anunciado.

Entre esas medidas, figura la consideración como delito de la inmigración ilegal, pero ayer el propio Berlusconi, que también se entrevistó con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ofreció una matización importante, quizás como consecuencia de haber escuchado las opiniones de sus colegas. «Pienso que no se puede perseguir a nadie por la permanencia no regular en nuestro país, condenándolo a una pena, aunque sí puede ser un agravante en el caso de que se cometa un delito», afirmó en una rueda de prensa conjunta con Sarkozy.

La Liga Norte, de Umberto Bossi, aliada de «Il cavaliere» en el Gobierno y principal inspiradora de la línea dura de las medidas legislativas para frenar la inmigración irregular en Italia, no acogió precisamente bien lo que considera una marcha atrás del jefe del Gobierno italiano, que seguramente ha visto que puede quedarse aislado en la Unión Europea con ese planteamiento y que han sido muchas las voces, incluida la de la Santa Sede, que se han pronunciado claramente en contra.

Zapatero pide prudencia

Ayer, Zapatero, tras su entrevista con Berlusconi, quiso echar una mano a su colega italiano y agradeció que le hubiera explicado las citadas medidas y que le aclarara «algunas cosas que, desde su punto de vista, tienen una dimensión menos reducida de lo que se ha visto en el debate público».

Zapatero dijo entender que con ellas se busca un fin que es acabar con la ilegalidad de la inmigración, porque cualquier otra consideración motivada por la raza o el color de la piel no sería aceptable. «¿Serán eficaces?», se preguntó, para, a continuación pedir «prudencia» hasta ver los resultados, en un claro deseo de facilitar las cosas a Berlusconi, en su particular discrepancia con la Liga Norte.

En cualquier caso, el presidente del Gobierno apostó por la actuación coordinada con todos los países de la Unión Europea, incluida Italia, de lo que había estado hablando con Berlusconi. «Seguramente – afirmó – no estaremos de acuerdo en todo, como nos ocurre con Francia, pero en esta cuestión de la inmigración hay una búsqueda casi permanente de respuestas legales porque las necesidades son apremiantes. Por mi parte, le he comentado a Silvio Berlusconi que creo que la respuesta a la inmigración ilegal es la cooperación con los países de origen».

Zapatero insistió más adelante en que hacer leyes no es suficiente. «¡Ojalá bastara una ley nacional, pero no es así!», enfatizó, al tiempo que recordó que él estaba gobernando con la ley de Extranjería que hizo el anterior Gobierno, del PP, y que no tiene intención de hacer modificaciones. «A mí no me verán – dijo – anunciado grandes reformas legislativas, pero sí aumentando la ayuda al desarrollo, sí abriendo embajadas y consulados en África y sí siendo el primer país que responde con ayuda humanitaria».

Agregó que su experiencia en España es que «se ha conseguido el doble de repatriaciones» con la política de cooperación con los países de origen de los emigrantes y que se logra evitar mejor la ilegalidad con políticas de cooperación.

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