Un empujón para una nueva vida

Más de cinco millones de personas en España están en riesgo de exclusión social Discapacitados e inmigrantes son los colectivos con más dificultades laborales

La Razón, José D. Rocamora, 02-06-2008

José D. Rocamora

Madrid – «En mis trabajos anteriores mis compañeros siempre me miraban de modo diferente». «Al llegar a España me encontré las puertas cerradas y con la dificultad de compaginar la vida laboral con el cuidado de mis hijos». «Tenía 14 años y necesitaba trabajar». Son los testimonios de un joven con discapacidad intelectual, una madre de Bolivia y un inmigrante adolescente de Bulgaria. Tres personas muy distintas pero con un problema en común: todas ellas han tenido problemas para integrarse socialmente y encontrar un empleo estable.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) en España hay más de 1,5 millones de personas con discapacidad y más de cinco millones en riesgo de exclusión social en edad laboral, lo que supone el 21,2 por ciento de la población activa.

Prejuicios y desconocimiento

La Obra Social La Caixa trabaja, con su programa Integra, en derribar los muros que separan a estas personas con el mundo laboral. «La empresas suelen tener prejuicios y desconocimiento hacia el rendimiento que pueden dar estas personas. Hay que sensibilizar a las empresas y demostrarles que las habilidades profesionales de estos grupos son iguales a las del resto», cuenta Marta Quinzano, educadora social de la asociación Semilla.

Esta asociación es una de las 183 entidades sociales que cooperan con el programa Integra. A ella llegó Todor, un joven de 18 años que llegó a España desde Bulgaria cuando tan sólo tenía 14.

Todor se encontró con dificultades para acceder a una escuela y finalizar sus estudios. Tampoco podía trabajar porque no tenía la edad suficiente y, una vez que cumplió los 16, los salarios que recibía eran «bajos e inestables».

En la asociación Semilla encontró el apoyo que necesitaba, la ayuda que, hasta el momento, nadie le había proporcionado. Allí le dieron una formación educativa y profesional. Recibió un curso de hostelería y hoy puede respirar tranquilo al saber que cuenta con un contrato y una integración.

Ana María Ramos, delegada regional de Campsa, afirma que «no es difícil integrar a estas personas. Simplemente hay que querer hacerlo». Personas como Todor muestran día a día su disposición para trabajar y pelean con ellos mismos por lograr una inclusión social. Natalia dice que ella «sólo quería ser como las otras personas» y si el sector empresarial puede ayudar a conseguirlo, ¿por qué no intentarlo?


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