Primero fueron los locutorios y ahora empiezan a consolidarse las fruterías regentadas por vecinos inmigrantes, dos muestras de negocios que demuestran el interés de los extranjeros para establecerse por su cuenta.

Según los expertos consultados, el cliente inmigrante empieza a ser habitual a la hora de arrendar locales comerciales de escasas dimensiones. Y da la casualidad que muchas de estas superficies albergaron empresas de intermediación inmobiliaria que han cerrado al no poder soportar la caída de las ventas por la crisis del sector.

Desde la Asociación Española de Gestión Inmobiliaria en la Comunitat apuntan que este vacío es una buena oportunidad para los emprendedores nacionales y extranjeros que maduran la idea de establecerse por cuenta propia. En este caso, los negocios de venta de fruta y los locutorios son las actividades más extendidas, como se puede ver a pie de calle.

Esto ha provocado que se den casos curiosos, como que se conserve el cartel de la antigua empresa inmobiliaria entre bandejas de fruta fresca. Las citadas fuentes apuntaron que es indudable el aumento de negocios inmobiliarios que se han visto obligados a echar el cierre, ya que la crisis ha servido para regular el sector. Es decir, se han mantenido aquellos regentados por profesionales que se han adaptado a la “situación coyuntural”. “Las personas que no son verdaderos profesionales pero que abrieron un negocio de este tipo se han visto obligados a cerrar. Las empresas que tradicionalmente se han dedicado a la intermediación lo están pasando mal pero siguen abiertas”, señalaron.

Aunque no hay cifras concretas, la patronal está preparando un estudio en el que se pretende hacer una radiografía del sector en la Comunitat y cuantificar el número de negocios que se han visto obligados a cerrar sus puertas, entre otros aspectos. Este punto también se tratará en el próximo informe del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Valencia.