ESTEBAN BELTRÁN DIRECTOR DE LA SECCIÓN ESPAÑOLA DE AMNISTÍA INTERNACIONAL

"El racismo en España es invisible ya que no se documenta como tal"

- "La reanudación de los atentados y las amenazas de ETA, especialmente sobre los partidos políticos, es inaceptable" - "Es importante que los casos de violencia machista se traten como una violación de los derechos humanos"

Diario de Navarra, ÍÑIGO SALVOCH . PAMPLONA, 30-05-2008

Esteban Beltrán presentó ayer ante varios de los 600 socios de AI en Navarra el infome anual de la organización y el especial: “Sal en la herida”. En su visita al Parlamento solicitó un plan autonómico de lucha contra el racismo.

El informe de AI sobre España destaca las violaciones de los derechos cometidas sobre los emigrantes, ¿en qué aspectos?

Existe el riesgo de que los emigrantes se conviertan en los esclavos del siglo XXI, sin derechos y sobre los que se va a construir todo el modelo económico. Por si fuera poco, sufren la práctica de la tortura y los malos tratos, una violación que existe desde hace años en España, pero que se ejerce ahora sobre todo con los emigrantes. Corremos el riesgo de que no tengan los mismos derechos que el resto de ciudadanos y estamos viendo cómo menores de edad que no llegan acompañados son repatriados…

¿Ese racismo es reflejo de la sociedad española?

Es difícil decirlo, porque el racismo es invisible en España. Es uno de los cinco países europeos en los que no se documentan oficialmente los ataques racistas. Y eso es muy grave. Mientras el Reino Unido documenta al año 55.000 ataques racistas, en España no llegan ni a cien. Por tanto, los jueces y fiscales tampoco piden el agravante de racismo para muchos casos que lo son. Y mientras no se reconozca que existe un problema, no se puede solucionar.

¿Qué más situaciones ensombrecen el panorama?

La reanudación de los atentados y las amenazas de ETA, especialmente a los partidos políticos, que se ven sometidos a hostigamiento. Es inaceptable y Amnistía ha pedido a ETA que cese en esta campaña que pone en riesgo a amplios sectores del País Vasco y de Navarra.

También habla de la violencia sobre las mujeres, ¿qué debe hacer el Estado para protegerlas?

El año pasado murieron más de 60 mujeres y no se están poniendo todos los recursos para que se ponga en marcha una Ley integral que aborde el problema.

¿Cree que tienen los medios de comunicación un efecto multiplicador de estos casos?

Sólo cuando se habla de ellos se empieza a superar el problema, aunque hay prácticas que deberían ser mejores. Por ejemplo, en publicidad, las campañas deberían ir dirigidas al agresor para que no intimide y no a la víctima. Es importante que todos los casos se traten como una violación de derechos humanos, como cuando Alicia Aristregui fue asesinada en Villava después de denunciar cinco veces a la policía y el juzgado lo que ocurría. Eso fue una violación de derechos humanos, porque el Estado no estuvo diligente en protegerle.

Hace sesenta años la ONU aprobó la Declaración de Derechos Humanos, ¿cuál es la radiografía de la situación actual?

Se resume en que los Gobiernos han fracasado en su promesa de liberarnos del temor y la injusticia. Se nos prometió que nadie sería sometido a torturas y malos tratos… y en el último año ha habido casos en 80 países; nos dijeron que todo el mundo tendría derecho a un juicio justo y a la presunción de inocencia… y hay 54 países en los que se celebran juicios injustos; que todo el mundo tendría derecho a la salud… y en un país como Malawi hay 14% de la población con Sida y sólo una mínima parte tiene derecho a medicamentos. Es una historia de las promesas incumplidas.

Aún habiendo sombras, también debe haber luces. ¿No?

Por supuesto. Se ha avanzado en cuestiones importantes, como la pena de muerte. Si hace un siglo había tres países que habían abolido la pena de muerte, hoy son 133 los países que ya no tienen verdugos. Quién hubiera pensado entonces que seis expresidentes de América Latina serían detenidos y procesados por violaciones de derechos humanos. En cualquier caso es necesario un nuevo compromiso por los derechos humanos y si no lo hacen los países, lo hará la gente.

¿Qué tres violaciones de los derechos humanos sonrojan hoy más al mundo?

Una, el incumplimiento de la prohibición de la tortura, que incluso puede dejar de ser clandestina y ser reconocida através de la Ley de Comisiones Militares de EE UU. En Guantánamo, por ejemplo, se puede encarcelar a una persona durante seis años sin que vea a un abogado o un juez. Otra situación tendría que ver con la pobreza, algo que hoy no se ve como una violación de derechos humanos, sino como una variable económica. Hablamos de 16 millones de personas que mueren al año de hambre sin que nadie haya sido o sea responsable. Y una tercera puede ser la violencia contra las mujeres que antes comentaba, la más universal de todas ellas.

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