entrevista | sinaí giménez |

El presidente de la Asociación Pueblo Gitano, Sinaí Giménez, fue quien promovió entre los grupos parlamentarios la necesidad de realizar una declaración institucional en favor de la inclusión social del colectivo gitano. Giménez opina que el texto de la Cámara ha servido, sobre todo, para demostrar a una minoría racista que tiene en contra al conjunto de la sociedad gallega.

- ¿Era necesaria una declaración como esta?

- Claro; porque la sociedad gallega, representada en el Parlamento, ha dejado claro que no es racista ni xenófoba, y que es solo un porcentaje muy pequeño el que intenta impedir la integración del pueblo gitano. Por eso, el texto es un claro ejemplo de que la sociedad está en contra de la minoría racista, a la que lo que le falta es seso.

- ¿Qué opina de la actitud de algunos políticos en el conflicto por los realojos?

- Desgraciadamente, las minorías racistas se han visto jaleadas por algunos políticos que no están dando la talla. Hay que recordar a Teresa Casal, teniente de alcalde de Pontevedra [PSOE], sus declaraciones apoyando a los vecinos de Monte Porreiro, que expulsaron a tres familias gitanas del barrio, o al propio alcalde [el nacionalista Fernández Lores] aireando el supuesto historial delictivo de los realojados. También el alcalde de Ponte Caldelas, Perfecto Rodríguez [PP], que encabezó manifestaciones contra los gitanos y permite banderas de Galicia con crespones negros en Caritel, donde están realojadas dos familias de O Vao. Son actitudes muy poco democráticas, censurables en cargos públicos.

- ¿Qué le diría a esta gente que rechaza la integración?

- En primer lugar, que salgan de Galicia. Si lo hicieran verían cómo a los gallegos también, muchas veces, nos discriminan. Y que los únicos que pueden juzgar son los jueces. Nosotros vivimos con payos y no nos manifestamos con la sospecha de que puedan ser violadores de niños, como ocurrió en el caso de Mari Luz, la niña de Huelva. Pero desde Pueblo Gitano lo que defendemos es que no se puede desconfiar de nadie. Todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. No podemos juzgar a todos los del País Vasco como si fueran etarras.