Amnistía Internacional denunció ayer que la tortura, aunque sin ser una «práctica sistemática ni una política de Gobierno», es una práctica «extendida y persistente en España». El colectivo, que presentó un informe anual, criticó además que no existan «investigaciones independientes» para esclarecer estos casos. «Esto hace que haya muchas denuncias, pero que muy pocas lleguen a una sentencia firme», sostienen.

En su particular análisis de la situación de los Derechos Humanos en España, Amnistía Internacional arremetió contra las políticas de control de fronteras que, a su juicio, «menoscaban los derechos de los inmigrantes», y censuró la «falta de una política de Estado» en la lucha contra el racismo y la xenofobia.