El genocidio de los akuntsú de Brasil

El Mundo, ROSA M. TRISTAN, 26-05-2008

El expolio de los recursos naturales reduce a un centenar los grupos indígenas del planeta que viven aislados, mientras otras muchas etnias y sus culturas sucumben al desarrollo Son seis personas. No quedan más akuntsú sobre la faz de la Tierra. Los últimos supervivientes de una extensa tribu amazónica que sufrió un genocidio brutal a mediados de los años 90, cuando fue destruida su aldea por orden de los ganaderos en el estado brasileño de Rondonia. Allí siguen viviendo, protegidos por la FUNAI (la Fundación Nacional del Indio), pero ya son ancianos.


Sus días están contados, y con ellos su lengua, su conocimiento sobre las propiedades de cada una de las plantas de Omeré, hoy rodeada de ranchos y plantaciones de soja, su arte al pescar los pecaríes y su técnica al construir las casas comunales (malocas) en las que discernían entre el bien y el mal y debatían sobre su visión de la vida y del mundo.


Los akuntsú son uno de los escasos 100 grupos de indígenas aislados que luchan por su supervivencia en los márgenes del mundo en Africa, Asia y Latinoamérica. Son los guardianes de culturas milenarias y religiones antiquísimas que se enfrentan cada día a un desarrollo que no quieren.


«En la selva amazónica, primero llegaron los ganaderos, luego los que querían el caucho y los madereros y ahora las petroleras o las plantaciones de soja para biocombustible. Siempre les amenaza la explotación de sus recursos naturales», denuncia la antropóloga Fiona Watson, una británica que coordina las campañas de la organización Survival.


Ahora, acaban de poner en marcha una campaña en defensa de estas tribus no contactadas (voluntariamente), que forman parte de la diversidad cultural de la Tierra. Una exposición en el Museo Nacional de Antropología y un documental les pone rostro.


Fiona Watson, que tomó conciencia de la existencia de otras gentes en la infancia, durante los años que vivió en Sudáfrica, recuerda que «numerosos estudios científicos han certificado que estas tribus aisladas son la última frontera contra la destrucción del bosque tropical; donde ellos viven se conserva el territorio porque llevan una vida sostenible». «Una vez destruido su territorio ya no se puede recuperar y sus miembros acaban alcoholizados en las ciudades, pierden su identidad, su cosmogonía, como ha pasado con los guaraníes», argumenta la antropóloga.


Ahí, ayudando en esta tarea, están los misioneros fundamentalistas, quienes tratan de venderles que el desarrollo es ir a la escuela y al hospital, y una casa bonita, y ropas y televisiones… «Las grandes compañías se aprovechan y les dejan sin tierras», denuncian desde Survival.


Pueblos sin derechos


La organización acusa también a los poderes públicos, que olvidan que estos indígenas son los originarios de sus países y tienen sus derechos. Como ejemplo, lo que ocurre en el Brasil de Lula da Silva. Esta misma semana, los indígenas que viven cerca del río Xingú tuvieron altercados con los responsables de Eletrobas, la compañía que quiere construir una gigantesca presa (la tercera más grande del mundo) en uno de los grandes afluentes del Amazonas.


Los kayapo y otras etnias están seguros de que la obra alterará su vida porque, no sólo acabará con los peces de los que se alimentan, sino que supondrá mas carreteras y deforestación. Pero Belo Monte es sólo una de las 70 presas previstas en la selva hasta 2030 y no menos preocupante es el afán por crear plantaciones de soja destinadas al biodiésel, que ha destrozado el bosque de Mato Grosso.


Para Fiona Watson, la cuestión está en que los gobiernos olvidan que los indígenas tienen derecho a elegir su modo de vida. «La realidad es que ocupan poco territorio; y no es cierto que sean gentes del pasado, como dicen; viven hoy y su desaparición no es inevitable. Es triste pensar que de los akuntsú sólo quedan seis personas. ¿Cómo pudimos llegar a esto?, me pregunto. Olvidamos que les matan enfermedades banales para nosotros y también que de ellos podemos aprender mucho sobre su entorno y sobre cómo llevar una vida en armonía con la naturaleza».

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