Cada inmigrante aporta a Hacienda 1.100 euros más al año que la media vasca

Diario de noticias de Gipuzkoa, leire gondra, 25-05-2008

Un estudio echa por tierra la idea de que son responsables del deterioro de las prestaciones sociales

donostia. Desbaratar estereotipos. Romper prejuicios. Ése es el objetivo del estudio que se presentó ayer en Bilbao bajo el título El impacto económico de la inmigración extracomunitaria en la Comunidad Autónoma Vasca , que viene de mano del Gobierno Vasco y de la organización Bakeaz. El profesor de la UPV Joaquín Arriola; el sociólogo y profesor de la Universidad de Alicante Carlos Gómez y el politólogo y economista Xabier Andrés han sido los autores de este trabajo que demuestra, a través de datos empíricos, que los inmigrantes aportan a nuestra economía más de lo que perciben y que la mano de obra de éstos ha sido de vital importancia para el crecimiento económico tanto de la CAV como del Estado.

Las cifras hablan por sí solas: los inmigrantes extracomunitarios residentes en Euskadi reciben de media un gasto social similar a la población autóctona, pero aportan a las arcas públicas un 23,5% más por su mayor tasa de actividad.

El documento cifra en 2.901 euros de media la ayuda social recibida por cada foráneo en 2006, una cifra similar a los 2.828 euros percibidos por los nativos. Por contra, cada inmigrante aporta anualmente a las Haciendas Forales 1.097 euros más de media que los autóctonos, provenientes de las aportaciones fiscales procedentes de las rentas de trabajo. Como explicó Arriola, esto se debe a que la tasa de actividad laboral es mucho mayor en los inmigrantes, al haber entre ellos menos niños y ancianos, y por lo tanto, mayor porcentaje de trabajadores contribuyentes.

fuera prejuicios Este informe pretende echar por tierra la creencia que surge en ocasiones entre los habitantes autóctonos de que los inmigrantes hacen un uso excesivo de los servicios, y las prestaciones sociales y de que éstos son peores desde que esta población se estableció en Euskadi.

Tal y como explica el estudio, en poco tiempo ha habido un incremento de población importante debido a la llegada de inmigrantes. Éstos tienden a concentrarse en aquellos lugares donde hay más oportunidad de empleo y donde la vivienda es más barata. Pero el problema radica en que este aumento de población no ha ido acompañado de un incremento paralelo del gasto público en servicios sociales. “Las situaciones de racismo se dan en los lugares donde se han concentrado los extranjeros y no se han puesto más servicios sociales”, precisó Andrés.

“Esto no quiere decir que estén ocupando unos servicios de forma gratuita porque, como demostramos en el estudio, la aportación que hace este colectivo a las arcas públicas es incluso mayor que la que hace la población autóctona”, explicó Arriola. “Lo cual es lógico. Tienen una tasa de actividad mayor, hay menos niños y menos ancianos entre ellos, trabajan más porcentualmente en la franja de edad de entre 16 y 65 años… Por tanto, usan menos los servicios públicos y contribuyen más con los impuestos que pagan, tanto directos como indirectos, ya que los que están en la economía sumergida también pagan impuestos cada vez que consumen”, aclaró.

Así, este estudio muestra cómo la penetración de la población inmigrante trabajadora en la economía vasca y estatal es un factor plenamente estructural que ha sustentado el crecimiento económico vasco. Además, ha frenado la tendencia al envejecimiento de la población y ha facilitado la renovación generacional, según revela este trabajo.

más cualificados Tal y como plasma el estudio, la inmigración ha posibilitado la continuidad de actividades que sufrían la carencia de mano de obra como la construcción, la agricultura o el empleo doméstico. No obstante, la población inmigrante en la CAV es menor que la de otras regiones del Estado debido, entre otras cosas, a que aquí se dan en menor medida actividades como la construcción o la agricultura. Sin embrago, tal y como destaca Arriola, “la presencia de inmigrantes en el servicio doméstico y de atención a niños y mayores es más elevado por dos razones: por un lado, porque en este periodo las mujeres se están incorporando de manera masiva al mercado de trabajo vasco y, por otro, porque el nivel de renta de la población vasca es superior al de la media española”, añadió.

Otro de los aspectos que muestra este trabajo es que la población extranjera está más cualificada en el País Vasco que en el conjunto del Estado, ya que el mercado de trabajo en Euskadi requiere empleados con mayores niveles de formación. “Sin embargo, en muchas ocasiones, los trabajos que desempeñan son de muy baja cualificación. Se da un problema de despilfarro de conocimientos”, alertó Arriola.

El estudio califica de “llamativo” el hecho de que la mujer inmigrante trabaje en nichos laborales muy concretos relacionados con los servicios del hogar y el cuidado de personas. “Son empleos en los que la disponibilidad y las aceptación de unas condiciones de trabajo precarias ha encontrado en la mujer inmigrante una mano de obra idónea que impide su promoción personal y profesional”.

“El estudio también se preocupa por una serie de elementos sociales interpretativos que son imprescindibles a la hora de comprender las migraciones, pero también a la hora de identificar espacios de exclusión y espacios que puedan permitir orientar de manera más firme políticas futuras”, apuntó Gómez. “Quizá aquí haya una inmigración manejable en términos numéricos, eso permite desarrollar políticas públicas de una manera mucho más precisa”, concluyó.

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