ECONOMÍA

Cada inmigrante de Euskadi aporta un 23,5% más a Hacienda que los vascos

Un estudio del Ejecutivo autónomo señala que «el fenómeno migratorio sustenta el crecimiento de la economía vasca»

El Correo, 25-05-2008

Cada inmigrante afincado en Euskadi absorbió en 2006 unos 76 euros más que cada nativo del gasto social, pero aportó a las Haciendas forales cerca de 1.097 euros más que cada vasco en cargas fiscales. Estos datos se desprenden de un exhaustivo estudio realizado por el Gobierno autónomo y la organización Bakeaz.

El objetivo que persigue este análisis del impacto económico de la inmigración extracomunitaria no es otro que «desmontar ciertas percepciones que se han asentado en algunos sectores de la sociedad sobre su escasa aportación y su responsabilidad en el deterioro de los servicios sociales como sanidad y educación», apuntaron sus autores.

El documento, en efecto, presenta una realidad bien distinta, al estimar que cada inmigrante destina un 23,5% más que la población autóctona a las arcas públicas. El que haya un mayor porcentaje de contribuyentes fiscales entre la población extranjera responde a que su tasa de actividad laboral es mucho más elevada y no son tan dependientes. «Los que llegan aquí lo hacen en edad de trabajar. Entre ellos hay pocos niños y ancianos y, por eso, son más productivos», explicó uno de los encargados del estudio, el profesor de la UPV Joaquín Arriola.

El gasto social de los inmigrantes en el País Vasco ascendió en 2006 a 233,9 millones de euros, un 4,1% de la aportación de las administraciones vascas a ese sector. Un dato que no se aleja del peso económico de los extracomunitarios en Euskadi, un 4,01%. Esta tasa es inferior a la del resto de comunidades autónomas, ya que la agricultura y la construcción tienen menos incidencia en la economía vasca. Un hecho que demuestra que el «efecto llamada» no lo crean las zonas con mejores redes de servicios sociales, sino las oportunidades de trabajo, y donde hay mano de obra, generalmente poco cualificada», señaló Arriola.

Los inmigrantes de Euskadi representan el 5% de la población vasca. Unas 100.000 personas, que según el informe, han revertido la dinámica de envejecimiento y de regresión demográfica que ha sufrido la Comunidad Autónoma vasca en la última década. De ahí, que su presencia resulta un «factor estructural» que ha sustentado «el crecimiento económico y ha permitido la creación de empleo y la puesta en marcha de nuevas empresas», destacan los autores.

Carencia de trabajadores

Esta importación de mano de obra extracomunitaria ha supuesto, como indicó Arriola, una salida a los «cuellos de botella» que se estaban produciendo en ciertos sectores como la construcción, la agricultura y el empleo doméstico, cuya expansión se veía frenada por la carencia de trabajadores. «De no haber población inmigrante serían muchas las personas dependientes no atendidas, muchos de los trabajos duros, penosos y peligrosos sin cubrir y muchos hogares desatendidos», aseveró el experto, para quien «no se podría hablar de una Seguridad sana y saneada» sin población extranjera.

Desde 1999 hasta 2006 se han creado en Euskadi 169.860 nuevos empleos remunerados. Y de estos 124.121 han sido ocupados por nativos, mientras que sólo un 27% por los extranjeros.

Empleo doméstico

Pese a realizar trabajos poco cualificados, los inmigrantes del País Vasco tienen más nivel de formación que en otras comunidades. Pero su incorporación en el mercado laboral ha venido a suplir el vacío de trabajos poco valorados, como las labores domésticas.

Una de cada dos inmigrantes son trabajadoras del hogar y cuidadoras de personas. Una realidad que está relacionada con la creciente incorporación de la mujer vasca al mercado laboral en los últimos años, quienes han sido «sustituidas» en sus casas por mujeres, sobre todo, de origen latinoamericano.

Además de interpretar la realidad socio – económica, el estudio ofrece una serie de propuestas. Entre ellas, apostar por la integración total de los inmigrantes en la sociedad, ya que «además de aportar mano de obra, ayudan a construir la sociedad y cambiar la mentalidad», señaló Carlos Gómez Gil, que ha participado en la elaboración de las conclusiones y las indicaciones destinadas a las instituciones públicas y privadas, asociaciones y toda la población vasca.

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