DIEGO LOPEZ GARRIDO / Secretario de Estado para la UE Cualquiera que piense que conoce la solución para el problema de las migraciones ilegales, es un insensato. Las situaciones límites rompen las previsiones de la lógica cotidiana. Todos estamos de acuerdo en que ha de ser tratado por el conjunto de la UE, pero, sin ánimo para hacerlo, cada nación toma medidas a su aire, para quejarse cuando lo hacen las demás. El ministro Rochi ha señalado dos aspectos en sus medidas. Un problema de seguridad, y un problema de identidad. «Pretendemos – ha dicho – que quien venga a nuestro país respete y comparta nuestra cultura, nuestra religión católica y nuestras normas de convivencia. La homogeneidad cultural hará una Italia más fuerte en Europa». La convivencia entre culturas se ha resuelto de tres maneras: Asimilación: la integración de todos los inmigrantes en la cultura de la nación receptora. Multiculturalidad: cada cultura permanece aislada. Interculturalidad: la diferencia cultural se respeta a partir de una base común, que es de doble tipo, «ética» – el respeto a los Derechos Humanos – y «política», la aceptación de la Constitución de ese país. Esta es la solución más justa. Nuestra gran creación cultural es la democracia y los Derechos Humanos. A ella colaboraron la Filosofía griega, el Derecho romano, y la religión cristiana, logrando una síntesis que fue más allá de sus orígenes. Eso es Europa.