'Papeles' a vida o muerte

El Mundo, PAQUI SANCHEZ. Corresponsal, 25-05-2008

Los 45 inmigrantes en huelga de hambre de Melilla siguen su lucha tras el intento de suicidio de uno de ellos tirándose al mar La falta de alimento durante 13 días y la desesperación por no ver cumplida la expectativa con la que salió de Argelia en busca de un mundo mejor han llevado al intento de suicidio a uno de los 45 inmigrantes que llevan desde el día 12 en huelga de hambre para reclamar su traslado de Melilla a la península y los ansiados papeles.


El jueves, un día después del dramático suceso, sus compañeros de protesta seguían recordando cómo este inmigrante argelino ya había advertido tres días antes de que deseaba terminar con su vida porque sus ansias de luchar por los papeles se habían desvanecido. «Casi nadie le creyó», recuerda Amini, el portavoz del colectivo argelino y uno de los pocos que sabe hablar español pese a llevar sólo cuatro meses en Melilla. Sin embargo, el jueves al mediodía, se levantó del campamento inmigrante asentado frente a la Delegación del Gobierno rumbo a la Ensenada de los Galápagos, una pequeña cala de arena blanca y aguas transparentes ubicada a los pies de las antiguas murallas de Melilla La Vieja. No sabía nadar, pero se metió mar adentro dispuesto a ahogarse, aunque un pescador se lo impidió y lo sacó del agua cuando ya estaba casi exhausto con la ayuda de la Guardia Civil. Según Amini, estuvo a punto de morir porque había ingerido seis litros de agua marina, pero ahora está en el Hospital Comarcal tratando de recuperarse.


Su manta y saco de dormir continuaban ayer en el campamento que los inmigrantes han montado en la Plaza de España, el centro neurálgico de Melilla, con los ojos puestos en la sede de la Delegación del Gobierno. Allí no se mueve nada desde que hace 13 días comenzó la huelga de hambre, la más larga de las tres que han organizado los sin papeles del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (Ceti) en los últimos tres meses. La comenzaron el día 12 un total de 10 indocumentados de la India, cinco de los cuales vivieron en primera persona la crisis del Marine I, el barco averiado que pasó dos meses a la deriva el año pasado. Al día siguiente, 35 inmigrantes de Argelia siguieron los mismos pasos y se plantaron en la Plaza de España para pedir lo mismo: ir a la península para poder trabajar y cumplir así el objetivo por el que un día dejaron su país y se convirtieron en inmigrantes.


Ayer, cumplieron su duodécimo día de huelga de hambre, en la que se niegan a comer y sólo admiten agua y algo de azúcar. Según cuentan Mohamed y Hussein, dos inmigrantes de Cachemira, prácticamente todos han tenido que ser atendidos por los servicios sanitarios de emergencia, que cada día tienen que trasladar a tres o cuatro para llevarlos al ambulatorio para que les inyecten medio litro de suero fisiológico, buscapina y ranitidina. Al menos, eso es lo que indica el parte médico de la mayoría de los inmigrantes, afectados por deshidratación y fuertes dolores en abdomen, cabeza y ojos.


Sin embargo, el precario estado físico en el que se encuentran no se puede comparar siquiera con el psicológico, ya que todos ellos tienen la moral por los suelos tras ver el poco éxito de su huelga de hambre, lo que se une a las repatriaciones que se han producido en las últimas semanas de grandes grupos de personas. El jueves, sin ir más lejos, fueron detenidos 10 bengalíes del CETI, de los que ocho han sido trasladados a Málaga para ser deportados a su país. El miedo a ser los siguientes ha provocado que 28 inmigrantes de Bangladesh hayan abandonado el Ceti para esconderse en algún rincón de los 12 kilómetros cuadrados de territorio melillense. Precisamente ésa es la razón por la que la huelga de hambre no es más numerosa, ya que son muchos los que pueden ser detenidos en cualquier momento por llevar tanto tiempo en Melilla.


Los que resisten prefieren morir sentados en la mismísima Plaza de España antes que volver al Ceti, que es la única solución que les plantean desde la Delegación del Gobierno.

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