ANGIE PERAZZI

MELILLA. La historia se repite. Otra vez, en menos de tres meses, un grupo de nueve indios del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) comenzaron ayer una huelga de hambre para reivindicar su traslado a la península. Aseguran que no saben cuánto permanecerán en esta situación, pero no dudan en continuar ubicados frente a la Delegación del Gobierno hasta que el nuevo representante del Ejecutivo central en Melilla les busque una solución, que para ellos no es otra que salir de la ciudad.

Todos llevan una media de dos años en Melilla, donde llegaron tras meses de travesía con el objetivo de conseguir un empleo y mandar dinero a sus familias. Se ganan la vida trabajando en negro – la mayoría lavando y aparcando coches – , pero el resultado de sus jornadas laborales sólo le permite comprarse ropa, en ningún caso enviar dinero a su país. Su intención es instalarse en Barcelona, donde radican muchos de sus amigos y conocidos y donde creen que tendrán más opciones. Cuentan resignados que algunos traslados fueron fruto de «chivatazos» a la policía. Ésta es la tercera huelga de hambre que hacen estos inmigrantes del CETI en casi tres meses, para instar a las autoridades a que les busquen una solución. El desenlace de ésta está aún por ver, pero ellos tienen fe en lograr su meta.