América Latina es más vulnerable

La Vanguardia, Joaquim Ibarz, 11-05-2008

Luisa Ponce está angustiada. La preocupación de esta indígena purépecha de Aguililla (estado mexicano de Michoacán) aumenta al ver que el giro que cada mes le hacía llegar puntualmente su hijo Ramón desde Chicago se retrasa con frecuencia. A veces no llega. Y el dinero menguante ya no le alcanza para el alquiler.

Como Luisa, son millones las familias iberoamericanas que están acongojadas ante la disminución de las remesas que desde España, Estados Unidos, Canadá, Italia u otros países les envían esposos, hijos, padres… Después de años de fuerte crecimiento, los envíos de dinero se han estabilizado o han empezado a disminuir. En el 2007, las remesas aún aumentaron un 6% en el conjunto del continente, lejos de los altos incrementos que se habían producido hasta entonces. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al menos dos millones de familias latinoamericanas, la mayoría en México, caerían por debajo de la línea de la pobreza por el recorte en el envío de remesas, lo que a su vez podría aumentar la presión migratoria hacia EE. UU.

Más de tres millones de inmigrantes latinos en EE. UU. dejaron de enviar remesas a sus países de origen durante los últimos dos años. El dato fue revelado por una encuesta del BID, que evidenció los efectos de la desaceleración económica en los emigrantes. El estudio hecho en febrero entre 5.000 personas revela que un creciente número de emigrantes está pensando en regresar a su país, como reacción al descenso del empleo en sectores de baja remuneración y a las leyes que restringen la emigración. En México, el país que más dinero ingresa de la emigración, han sonado todas las alarmas al constatar que en el primer trimestre de este año las remesas descendieron un 2,9%. Los envíos entre enero y marzo del 2008 sumaron 5.350 millones de dólares, cuando en el mismo periodo del 2007 ascendieron a 5.508 millones. Por lo menos una tercera parte de las familias mexicanas recibió remesas de EE. UU. en el 2007.

Múltiples son los factores que provocan la caída en el envío de divisas desde EE. UU. Los principales son el debilitamiento de la actividad económica estadounidense (en especial la construcción); los mayores esfuerzos por restringir la contratación de los sin papeles,lo que genera crecientes dificultades para conseguir empleo, y las dificultades crecientes para cruzar la frontera por la mayor vigilancia.

Según el Banco de México, “la caída de las divisas tiene mayor incidencia porque en el 2007 sólo se incrementaron en un 1%”. Después del petróleo, las remesas son el mayor ingreso para México. En la casi totalidad de los países latinoamericanos los envíos de los emigrantes representan la primera o segunda fuente de divisas. Eso no debe ser motivo de orgullo sino de vergüenza, porque detrás de cada dólar hay mucho dolor.

El descenso en el envío de divisas también se registra en España por las mismas causas que en EE. UU. Según datos del Banco de España, en los primeros meses del 2008 se observa una reducción en las transacciones de remesas a causa de la desaceleración económica en nuestro país. Los expertos pronostican que la crisis económica española afectará aún más a los emigrantes en los próximos meses.

Las remesas tienen gran repercusión en los países receptores por los efectos multiplicadores que generan. Los envíos de los emigrantes no son sólo importantes por la estabilidad que brindan a la balanza de pagos de su país de origen, sino también porque sustentan a millones de familias. La reducción de las remesas aumenta los índices de pobreza. Si la actual tendencia se mantiene, el número de emigrantes que envían dinero a sus parientes disminuirá considerablemente. El descenso afecta ya a millones de familias, desde México hasta Argentina.

Las remesas de los ecuatorianos, bolivianos y colombianos que trabajan en España ejercen gran impacto en los barrios pobres de La Paz, Cochabamba, Quito, Guayaquil, Medellín, Barranquilla y en centenares de poblaciones repartidas por toda la geografía latinoamericana. Los signos recesivos de las economías española y norteamericana impactan en las ventas del comercio en las ciudades latinoamericanas. Una de las más afectadas es la colombiana Pereira, donde el 17,5% de las familias vive de los envíos de sus parientes.

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