Malas noticias

La Prensa Gráfica, Sergio Muñoz Bata/Columnista de LA PRENSA GRÁFICA, 08-05-2008

La noticia de que los envíos de dinero de los inmigrantes latinoamericanos a sus empobrecidas familias están declinando ha sido causa de celebración en círculos xenofóbicos estadounidenses.

Como si no se tratara de un fenómeno en el que los protagonistas son seres humanos que deben separarse de sus familias para intentar construir un mejor futuro para todos, la noticia de que los envíos de dinero de los inmigrantes latinoamericanos a sus empobrecidas familias están declinando ha sido causa de celebración en círculos xenofóbicos estadounidenses.

Para los dirigentes del Centro de Estudios Migratorios, por ejemplo, una institución que aboga por la expulsión de los inmigrantes indocumentados a sus países de origen y por limitar drásticamente la migración legal a Estados Unidos, el sufrimiento y las penurias de los inmigrantes no hacen sino confirmar el éxito de las políticas migratorias de mano dura tanto federal como estatal.

Según datos de la última encuesta del Banco Interamericano de Desarrollo, realizada por Bendixen y Asociados, en 2007 se detuvo, de hecho, el espectacular crecimiento en el envío de remesas que se había observado entre 2001 y 2006 cuando pasaron de $15,000 millones a $45,000 millones.

El año pasado, los inmigrantes latinoamericanos enviaron apenas un 1% más de lo que enviaron en 2006, es decir, unos $500 millones más que el año anterior.

La encuesta encontró también que el número de inmigrantes que envían dinero disminuyó de 73% en 2006, a 50% ahora; que el 81% de los entrevistados reporta que este año se ha vuelto más difícil encontrar un trabajo bien pagado; que el 61% de los latinos que ya se han hecho ciudadanos y el 66% de los latinos que son residentes legales sienten que la discriminación contra ellos ha ido en aumento y que la razón principal por la que han suspendido sus envíos es porque temen quedarse sin trabajo en cualquier momento.

Donde mayores fueron las caídas de los envíos fue en Pensilvania (28%) Georgia (17%) Maryland (11%), algunos de los estados en los que más se han endurecido sus leyes contra los inmigrantes.

Uno de los pocos datos positivos de la encuesta revela que muchos que siguen enviando dinero han podido incrementar los montos y esto contribuye a que la cifra total de dinero que se envía a la región siga siendo muy alta.

De cualquier manera, la baja significa malas noticias para América Latina y pésimas para aproximadamente 3.2 millones de familias dejarán de recibir remesas en 2008. Esto significa que unos 2 millones de familias, es decir probablemente unos 10 millones de personas, podrían volver a quedar por debajo de la línea de pobreza.

Y no necesariamente implica, como los grupos antiinmigrantes han dicho, buenas noticias para quienes buscan restringir los flujos migratorios, porque si continúa el deterioro de la economía estadounidense que, entre paréntesis, nada tiene que ver con los flujos migratorios, sus efectos se sentirán por toda la región con mayor o menor intensidad. Y cuando las economías de los países que dependen desmedidamente del desempeño económico de Estados Unidos entren en una crisis mayor, la válvula de escape históricamente preferida por las personas que no se resignan a cruzarse de brazos volverá a ser la inmigración.

Y en este punto vale la pena recordar que si bien un tercio de los entrevistados de la encuesta dijo estar pensando la posibilidad de regresar a su país de origen, lo que significaría un incremento en relación al año pasado cuando solo un 20% contemplaba esa posibilidad, un 69% de los entrevistados señaló que a pesar de todo consideran que su situación actual es entre buena y excelente cuando la comparan con lo que podrían esperar si en efecto tuvieran que regresar a casa.

Si la situación económica empeora en América Latina, no habría que desechar la posibilidad de que en vez de pensar en retorno, los que ya están acá busquen traer a sus hermanos, a sus primos a sus amigos para que entre todos mantengan el envío de remesas a niveles si no crecientes, por lo menos aceptables.

No olvidemos que en México las remesas son la segunda fuente de divisas, apenas por debajo del petróleo y por encima del turismo; en El Salvador, representan el 17% del producto interno bruto del país; en Colombia, igualan el 84% de las exportaciones petroleras del país; en Ecuador, son la segunda fuente de ingresos del exterior, después del petróleo; en el Perú, el ingreso por remesas rebasó el de turismo y el del total de sus exportaciones agrícolas y en Bolivia, duplicaron el ingreso por turismo en 2004 y en 2005 representaron un 87% de las exportaciones de gas natural.

Así las cosas, lo más lamentable es que exista gente que se regocije por las penurias que sufren millones de pobres en el hemisferio occidental.

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