Dejan sus países cansados de no tener ni siquiera para comer o para llevar una vida digna. La promesa de un empleo o, simplemente, la ilusión de hacer realidad un sueño de libertad y bienestar les impulsa a venir hasta Miranda. Pero en la mayoría de las ocasiones las cosas no resultan ser tan fáciles.

De hecho, desde Cáritas han advertido un aumento sustancial del número de personas que está inmerso en sus programas de acogida de inmigrantes, que sólo en un año ya ha experimentado un incremento del 10% para situarse en 1.100 personas.

Unas cifras aún más alarmantes si se comparan con las que tenía esta misma asociación religiosa en 2003, cuando sus profesionales y voluntarios atendieron a lo largo de todo ese año a 705 personas, es decir, un 56% menos que en 2007.

Por sexos, hay una relativa igualdad que sitúa a las mujeres ligeramente por encima con el 54,5% sobre el total, con 600 integrantes, frente a los hombres que suponen 500, es decir, el 45.5%. En cuanto a la nacionalidad de los extranjeros atendidos cabe destacar de forma especial a los procedentes de Rumanía, que suponen una quinta parte del total.

En los mismos términos se mueven los de origen marroquí, con el 18,87% sobre el total, y en tercer orden de volumen están los brasileños, con más de un centenar de personas atendidas. Otras nacionalidades tienen también una presencia fuerte, como la ecuatoriana, boliviana, colombiana, búlgara o argelina.

Con independencia de su sexo o país de origen, una vez llegan a la sede de Cáritas, la responsable del área se encarga de acogerles, informales y hacerles una orientación general que les sirve para conocer sus necesidades y poder ofrecerles ayuda.

Integración

Ante todo, tal y como explica el presidente de esta entidad religiosa, José Antonio Pobes, el programa de apoyo al inmigrante trata de facilitar la integración y la participación personal y social de sus integrantes en igualdad de derechos y responsabilidades en el marco sociocultural en el que se han establecido «a partir del desarrollo de su capacidad de autonomía, conocimiento del entorno y regularización administrativa».

Y es que hay que entender que los inmigrantes que forman parte de este programa se encuentran en una situación de vulnerabilidad derivada de su condición de extranjero.

Ante esta situación, Cáritas tiene ya previsto el inicio de acciones de sensibilización para la sociedad, la derivación a otros programas de interés, la coordinación y colaboración con entidades que trabajan con inmigrantes para que éste se pueda integrar cuanto antes en el país.